Por Wooldy Edson Louidor
Leipzig (Alemania), 18 de marzo de 2021.— Los firmantes de la carta abierta, el 17 de marzo de 2021, recomiendan al jefe de Estado dominicano «utilizar los enormes recursos, lo que implicaría un proyecto de este alcance para implementar acciones alternativas ”, indica la carta abierta enviada a la agencia online AlterPresse.
¿Qué acciones, «basadas en un enfoque basado en los derechos humanos», tendrán la oportunidad, recomiendan, de «promover oportunidades de integración y desarrollo en beneficio de los dominicanos y haitianos residentes en la zona? y migración segura entre los dos países ”.

Estas entidades y personalidades expresan al Presidente dominicano “su profunda preocupación, tras su declaración, realizada el sábado 27 de febrero de 2021, ante la Asamblea Nacional, sobre la iniciativa de construir una doble valla entre República Dominicana y Haití, para contrarrestar la irregularidad haitiana migración «.
«La construcción de muros fronterizos es inaceptable en nuestra región», afirman, al tiempo que son conscientes de que «los diversos problemas económicos, sociales y humanitarios, exacerbados por la recurrente crisis política en Haití, han tenido un impacto importante, en en términos de movilidad humana hacia República Dominicana, y de eso somos conscientes ”.
Le recuerdan al presidente dominicano que “las medidas del Estado dominicano, encaminadas a enfrentar los desafíos de la migración, no deben tener el efecto de invalidar los derechos fundamentales de los seres humanos, en particular los migrantes haitianos y sus descendientes y descendientes”.
Medidas, «estrictamente basadas en el paradigma de la ‘seguridad nacional'», como la construcción de muros, «sólo retrasan prometer soluciones a largo plazo» y tienen «sobre todo la vocación de crear y / o agravar la tragedia de la situación de personas, en lugar de brindar soluciones reales, justas y dignas ”, lamentan.
La construcción de un muro en la frontera haitiano-dominicana podría exacerbar los siguientes problemas, como «la corrupción y el crimen organizado transnacional en la frontera, el tráfico ilegal de migrantes y la trata de personas, el nivel de pobreza de las familias, cuyas fuentes de ingresos y incluso la supervivencia depende de sus actividades al otro lado de la frontera”.
La implementación de tal iniciativa también contribuiría a intensificar, en la República Dominicana, «la discriminación contra los dominicanos de origen haitiano, el discurso de odio y la violencia por parte de grupos nacionalistas e incluso extremistas».
Con base en estos argumentos, los firmantes de la carta abierta, fechada el 17 de marzo de 2020, instan al Jefe de Estado dominicano a responder al llamado, lanzado por los distintos países de la región, a sus gobiernos y estados, de “cultivar un alto sentido de corresponsabilidad, cooperación, fraternidad y solidaridad entre nuestros pueblos, con miras a una mayor integración latinoamericana y caribeña ”.
Más aún, “el difícil momento que vivimos hoy nos recuerda nuestra común condición humana y nos enseña la importancia de los valores de la solidaridad”.
Finalmente, aconsejan al Presidente dominicano que se abstenga de cualquier discriminación contra personas y minorías en su territorio, a riesgo de violar «un principio obligatorio del orden jurídico internacional contemporáneo, ampliamente reconocido por los instrumentos internacionales de derechos humanos y profundamente arraigado en nuestra historia común, como pueblos libres y soberanos del continente americano ”.
Cabe señalar que el presidente dominicano, Luis Abinader, tiene previsto iniciar el camino de la construcción del muro con Haití, para la segunda mitad del presente año 2021.
Según las explicaciones del canciller dominicano, Roberto Álvarez, ya se ha presentado al gobierno de su país un proyecto piloto de la empresa israelí Rafael Advanced Defense Systems (Nota del editor: la autoridad israelí para el desarrollo de armas y tecnología militar).
Este proyecto incluiría no solo «una valla doble en las partes más sensibles y una valla simple para el resto», sino también «detectores de movimiento, cámaras de reconocimiento facial y sistemas de radar e infrarrojos».
El mandatario dominicano cree, duro como el hierro, que «en dos años queremos acabar con los graves problemas de inmigración ilegal, narcotráfico y tránsito de vehículos robados, que conocemos desde hace años».
Los sectores nacionalistas y antihaitianos del vecino país acogen con beneplácito esta iniciativa, que evitaría, a sus ojos, cualquier intento de reunificación de toda la isla, por parte de un sector de la comunidad internacional, y también acabaría la “ocupación pacífica haitiana” del territorio dominicano.
Por otro lado, se ciernen serias dudas sobre la posibilidad real de contrarrestar la inmigración irregular haitiana, a lo largo de los 380 kilómetros de frontera común.
Esta inmigración irregular estaría controlada por la «floreciente industria» del tráfico ilegal de migrantes, y aportaría grandes sumas de dinero a las redes del crimen organizado, que extenderían sus tentáculos hacia las instituciones estatales de los dos países, según múltiples denuncias de corrupción. casos registrados en ambos lados de la frontera.
Asumido como presidente dominicano el jueves 20 de agosto de 2020, este descendiente de una familia libanesa se distinguió, durante su campaña electoral, por su llamado al fortalecimiento del control del Estado dominicano sobre la inmigración haitiana, especialmente en la frontera, y también para la consolidación de las relaciones bilaterales con Haití.
En el programa de gobierno de Luis Rodolfo Abinader Corona, muy favorable a un diálogo binacional con Haití, nunca se planteó la construcción de un muro fronterizo con el país vecino.
De ahí la gran sorpresa que esta repentina iniciativa generó en varios sectores, entre ellos el académico, que aún no han logrado captar las verdaderas causas de este vuelco, a menos de un año del inicio del cargo del actual mandatario dominicano.
Los haitianos, especialmente los que viven en la frontera, aún esperan una respuesta oficial del gobierno haitiano, considerada “de facto” por la oposición política y otros sectores de la sociedad.
Esta respuesta seguramente tardará en llegar, ya que Jovenel Moïse, cuyo mandato presidencial finalizó el 7 de febrero de 2021, según la Constitución, según confirmó el Consejo Superior del Poder Judicial (Cspj), se ve cada vez más obligado a renunciar a la presidencia. ., mientras busca desesperadamente la ayuda de la comunidad internacional, para mantenerse en el poder y hacer frente a la inseguridad que golpea duramente a Haití