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    La rebelión de las minifaldas

    Roma, La Vanguardia.-El primer día de clases en el Liceo Sócrates, un instituto en Roma debía haber estado marcado por las nuevas medidas contra el coronavirus que se han impuesto en todo el país. Mascarillas en las entradas y salidas –no durante la clase–, nuevos pupitres separados y la obligación de tomar la temperatura en casa. Pero ese no fue el tema de conversación, sino el desafortunado comentario de la vicedirectora del centro escolar hacia una de las alumnas del último curso del instituto.

    La docente entró en una de las clases para dar algunas indicaciones sobre el inicio del curso cuando llamó la atención a una de las chicas presentes que ése día, cuando todavía azotaba el calor veraniego romano, se había vestido con una falda corta. “Le dijo que no debía vestirse de esa manera, que era provocativo, que a algún profesor le podía ‘caer el ojo’. Y por lo que sabemos, dijo la misma frase a otras estudiantes”, contó una de las chicas presentes en el aula al diario La Repubblica . La minifalda que llevaba la reprendida no era particularmente descubierta, sino una falda “normal, suelta”, dice su amiga. “Sea lo que sea, era su modo de expresarse”.

    El comentario no sentó nada bien en el instituto Sócrates del barrio romano de Garbatella. Las estudiantes decidieron, gracias a la fuerza expansiva de Instagram, organizar su propia revuelta feminista a pequeña escala. Y en lugar de achantarse, al día siguiente se presentaron todas con minifaldas y pegaron carteles en los muros del centro con un mensaje muy claro: “No es culpa nuestra si os caen los ojos”. “Stop a la violencia de género”, clamaron. La protesta rápidamente se hizo viral en las redes y muchas mujeres mostraron su indignación con el comentario de la profesora.

    El contexto vírico en que se encuentran las escuelas italianas tiene mucho que ver en la polémica. El Gobierno italiano ha decidido que, para garantizar la distancia física entre estudiantes y evitar la propagación del virus, lo mejor era comprar pupitres individuales para los centros donde no hubiera. Pero no todos han llegado a tiempo, como es el caso de este instituto romano. Y la dirección del centro, para evitar que los alumnos tengan que llevar mascarilla durante toda la durada de las clases, decidió como muchos otros centros hacerles sentar en sillas, sin mesas, a la espera de que lleguen los pupitres adecuados.

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