Una investigación de la cartera reveló que la compañía no cumplió los procedimientos requeridos en las pruebas de al menos siete tipos de autos.
Cuando en junio salió a la luz que Toyota había falsificado los resultados de pruebas de especificaciones de siete modelos en busca de obtener la certificación necesaria para la producción en serie, la empresa automotriz se vio obligada a suspender la distribución de tres de esos.
El golpe no fue pequeño pues estaban en producción, pero al siguiente mes la firma aseguró que no se había encontrado ninguna irregularidad en una investigación interna.
Funcionarios del Ministerio de Transporte emprendieron una investigación más minuciosa que incluyó una inspección a la sede de la compañía, donde encontraron malas prácticas en otros siete modelos.
Por esta razón, el director general de la Oficina de Transporte Vial y Vehículos del ministerio, Tsuruta Hirohisa, puso en manos del director general de Toyota, Sato Koji, la orden de mejora de prácticas empresariales, algo inédito en la historia de la corporación.
Tal resolución da a la popular empresa automotriz el plazo de un mes para elaborar un plan de acción radical a fin de evitar otros casos similares, y le exige informar sobre sus avances cada trimestre.