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    Fosas comunes y consumo de carne humana: el horror de una cárcel colombiana

    Bogotá, AT.- El exdirector de la cárcel ‘La Modelo’, una de las más grandes de Colombia, hizo una escalofriante confesión ante la Justicia Especial de Paz (JEP) –mecanismo establecido tras el acuerdo de paz– sobre el supuesto consumo de carne humana de los asesinados o desaparecidos dentro del penal, lo que generó varias reacciones, entre ellas la del presidente Gustavo Petro.

    Entre el 28 de abril y 15 de julio de 2001, William Gacharná Castro estuvo al frente de ‘La Modelo’, como es llamada. En su testimonio aseveró que en el interior del centro carcelario hay fosas comunes, por lo que la JEP anunció que «se procederá inmediatamente de la mano del Ministerio de Justicia».

    La confesión ante la JEP del exdirector de la cárcel Modelo de Bogotá, William Gacharná Castro, reabriría un capítulo que siempre ha estado rondando los graves hechos que ocurrieron en ese penal durante el conflicto armado en sus momentos más álgidos, entre 1998 y el 2001: el de las desapariciones forzadas. Lo anterior, condensado en tres días de audiencia ante la JEP, conocidos por La W, en los que el exfuncionario del Inpec reconoció que favoreció a los paramilitares, confesó que es un corrupto y otros hechos de gran gravedad, asegurando además su convencimiento frente a la presencia aún de restos humanos bajo tierra en los suelos del penal

    En diciembre pasado fue admitido por la justicia transicional por su participación y colaboración en crímenes cometidos por el paramilitarismo en esa cárcel entre 1999 y 2003recoge El Espectador.

    El también exfuncionario del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) ya tenía un proceso abierto en la justicia ordinaria por los homicidios y desapariciones de 101 reos.

    Consumo de carne humana

    Gacharná, según fragmentos de audios difundidos por los medios, producto de una audiencia reservada de la JEP, reconoció que en ese cárcel, ubicada en Bogotá, hay fosas comunes que habrían construido los grupos paramilitares que se encontraban allí recluidos y que mantenían enfrentamientos con los miembros de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

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    Gustavo Petro @petrogustavo
    Sergio Mesa @sermeca
    Dijo el exdirector de la cárcel Modelo, de Bogotá, ante la @JEP_Colombia, que algunos cuerpos que desaparecían dentro del penal terminaron mezclados en carne molida que consumían los privados de la libertad y también era de venta pública. Llegamos muy lejos en este conflicto.

    El relato más aterrador divulgado por la prensa se relaciona con el destino de los desaparecidos y ejecutados por los paramilitares que, según reconoció el exfuncionario del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), eran disueltos en ácido, cocinados y usados en la fabricación de embutidos.

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    «Se hablaba de que a las personas las desaparecían en ácido clorhídrico, de que las cocinaban en las marmitas del rancho, unas ollas de vapor inmensas que hay para la preparación de las comidas hasta que se deshicieran», aseveró.

    Asimismo, dijo que había una «microempresa promovida por los paramilitares, que era de embutidos, salchichones, carne de hamburguesas, y que decían que los fabricaban con carne humana».

    Tras conocer estas afirmaciones, Petro escribió en su cuenta de X que lo narrado era «pavoroso».

    Las fosas comunes

    El entonces director de ‘La Modelo’ durante el gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002) no extendía las requisas más allá del primer piso del recinto y confiesa que no sabía cuántos internos había, por lo que las desapariciones podían ocurrir sin que nadie se enterara.

    «A veces uno preguntaba por un interno para saber si realmente estaba allá, nos dábamos cuenta de que no estaba cuando había diligencia judicial y el tipo no nos aparecía por ninguna parte», afirmó.

    «Lastimosamente reconozco que no hacíamos nada«, reconoció.

    Gacharná cree que en el interior de la cárcel hay fosas comunes y considera que está «más que convencido» de que el control que ejercía era «mínimo».

    La justicia de Argentina abrió una investigación contra el expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez, por su aparente responsabilidad en ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas que perpetraran las Fuerzas Armadas de Colombia entre los años 2002 y 2008 contra civiles a los que se acusó falsamente de pertenecer a grupos guerrilleros. De acuerdo con reseñas de medios locales, que citan extractos de los documentos judiciales, la causa la inició el fiscal nacional Carlos Stornelli, quien se hizo eco de las denuncias presentadas en su despacho por Osmaira Nieves Oñate, Laura Vanessa Pina, Wilmer Andrey Pérez Betancourt y Bertina Badillo Herazo, familiares de algunas de las 6.112 víctimas de crímenes de lesa humanidad en los casos conocidos como ‘falsos positivos’

    «Ellos tenían muchas áreas para operar, era imposible que hubiéramos podido detectar todos los túneles que fabricaban: algunos eran para fugarse, otros para enterrar personas», agregó.

    En su declaración, también admitió haber recibido sobornos y permitir el ingreso de armamento.

    El mayor general en retiro Henry Torres Escalante, excomandante de la Brigada 16 del Ejército colombiano, admitió públicamente este miércoles 296 ejecuciones extrajudiciales en el departamento del Casanare. En una audiencia de reconocimiento, presenciada por las familias de las víctimas, el alto oficial dijo que los crímenes fueron resultado de las presiones que él ejerció sobre la unidad que lideró entre diciembre del 2005 y junio del 2007

    El poder paramilitar

    Al ser consultado por cuál fue su actuación al conocer lo que ocurría en el penal que dirigía, Gacharná dijo que nunca ahondó en ese tipo de investigaciones y que internamente se «blindó» con las explicaciones que daba el Inpec, la Policía y la Fiscalía.

    «No hubo operaciones de allanamiento desde 1997 hasta 2000», sostiene.

    Recordó que el poder del paramilitarismo era tal que tuvo que pedir permiso a Juan de Jesús Pimiento, alias ‘Juancho Diablo’, un paramilitar y neonazi que mantenía el control en esa cárcel, para que aprobara su designación.

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