Santo Domingo.- El embajador en Trinidad y Tobago, José Serulle Ramia, urgió a República Dominicana a articularse mejor a la región en la cual se desenvuelve: la Región del Gran Caribe y de la América Latina” para garantizar la efectividad de su política respecto al cambio climático.
“Y desde este ángulo geográfico ensanchar su proyección productiva, turística, comercial, financiera y de promoción de todos sus patrimonios culturales y naturales, hacia los distintos continentes”, dijo Serulle.

De acuerdo con el diplomático, es necesario que las comunidades, las regiones, provincias, municipios, distritos municipales, secciones y parajes de la República Dominicana asuman con más bríos su presente y su futuro en sus propias manos. Deben hacer, agregó, que sus planes se conjuguen con el Gobierno Central, los gobiernos locales y la cooperación internacional.
Asimismo, que entre estas ramificaciones territoriales se creen redes a través de mancomunidades que den fortaleza a su empeño y profundos deseos de avanzar por senderos de desarrollo integral.
El fracaso de la COP25
Las declaraciones de Serulle fueron ofrecidas en el acto de puesta en circulación de una edición especial de la revista Descubrimiento, órgano de la Fundación Ciencia y Arte, la cual preside junto a su esposa Jacqueline Boin, que acaba de cumplir su aniversario número 30.
Tanto Serulle como Boin, ambos economistas, de acuerdo con una declaración escrita, consideraron que el “fracaso” de la cumbre sobre el cambio climático es responsabilidad de aquellas naciones que justamente son las que más contaminan el planeta.

Calificaron de pírricos los resultados alcanzados en la COP25. La Cop es la Conferencia de las Partes (por sus siglas en inglés), la reunión de los países firmantes del Convenio Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). En este encuentro se toman decisiones políticas a nivel internacional para combatir el cambio climático o disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero.
“Estos resultados deben preocupar a todos los pueblos del mundo, puesto que esta situación tiende a incrementar los riesgos de ver a nuestro planeta en una espiral de deterioro creciente y sin posibilidad de retorno; sin ninguna garantía de mantener un equilibrio ecológico que se anuncia día tras día como más precario”.
Indicaron que de la biodiversidad del planeta dependen sus colores y, sobre todo, su salud. Observaron, asimismo, que también de la diversidad cultural emana la riqueza de toda la humanidad.
Los riesgos de desastres
“Tampoco se pone el mundo de acuerdo para enfrentar los riesgos de desastres que, como consecuencia del cambio climático, hacen cada vez más vulnerable la existencia del ser humano en el planeta que nos ha tocado vivir”, precisaron.
Por igual, y de manera particular, por la elevación de las aguas de los océanos y mares, que ponen en peligro los territorios costeros y de manera muy singular los de las islas del Caribe.