Por Elena Lorac
¿Dónde están las Iglesias y los provida?
¿Dónde están las Iglesias ante tanta injusticia, ante tanta maldad y vulnerabilidad que golpea a la población migrante haitiana empobrecida? ¿Dónde está la Iglesia cuando se vive una situación como la que estamos presenciando hoy con las mujeres embarazadas haitianas?
¿Dónde están las Iglesias que se movilizó con fuerza frente al Congreso, que colocó vallas y marchó contra el aborto «en defensa de la vida»? ¿Dónde está ahora esa misma Iglesia cuando se cometen violaciones y se actúa con inhumanidad contra mujeres haitianas embarazadas, denominadas “parturientas”, que son sacadas de los hospitales aun con el embarazo avanzado o recién salidas de una cesárea?
¿No saben acaso lo delicado y difícil que es traer un bebé al mundo? ¿Por qué la Iglesia guarda silencio ante estos actos inhumanos?
Jesús no vino solo a hacer una lucha espiritual; también fue político. Se enfrentó a un sistema que oprimía a su pueblo. ¿O acaso olvidamos cuando impidió que apedrearan a una mujer prostituta?
Dejemos la doble moral. Actuemos como nos enseñó Jesús. La Biblia, nuestro libro y baluarte, dice claramente: “Y al extranjero no engañarás ni angustiarás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto” (Éxodo 22:21).
Hoy la persecución es contra los negros, los haitianos, los más vulnerables. Reflexionemos.
Me gustaría ver a la Iglesia levantar vallas y pronunciarse con firmeza, haciendo un llamado a las autoridades para que respeten la vida de los inmigrantes en especial a las mujeres embarazadas y recién cesariadas.
¿Qué se busca la defensa de nuestra soberanía? ¿La invasión pacifica? Mientras tanto, lo que está ocurriendo es una cacería, persecución, la detención arbitraria, la violación de derechos, la humillación y la muerte de migrantes haitianos, negros, empobrecidos; de mujeres embarazadas, de niños y niñas que quedan huérfana-os, deportadas-os y sin acompañamiento.
Iglesias, el momento de actuar es ahora. Recuerden que hoy es contra los inmigrantes pobres haitianos. Mañana, ¿quién sabe a quién atacarán? Tal vez la voz de la trompeta que todos y todas esperado son los gritos de esta población humilladas que pide misericordia.