Kenia, Actualidad.rt.- África Oriental está sufriendo las consecuencias de una serie de desastres naturales que amenazan con aumentar el riesgo de propagación del nuevo coronavirus, advirtió esta semana la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC, por sus siglas en inglés).
Además del covid-19, otro elemento de este «triple desastre» han sido las intensas lluvias que castigan a la región durante esta primavera y que causaron inundaciones y corrimientos de tierras en Etiopía, Kenia, Somalia, Ruanda y Tanzania, matado a unas 300 personas y forzando al desplazamiento de más de medio millón.
«Nos enfrentamos a una situación humanitaria excepcionalmente compleja. Nos preocupa que el número de personas que padecen hambre y están enfermas aumente en las próximas semanas a medida que las inundaciones y el covid-19 sigan afectando gravemente la capacidad de resistir de muchas familias en la región», señaló el director regional de la IFRC para África, Simon Missiri.
La subida del agua ha dejado a miles de personas sin hogar. Muchas de las que se han visto desplazadas ahora tienen que buscar refugio en centros de alojamiento temporal donde no es fácil, o incluso imposible, mantener el distanciamiento físico.
La peor crisis de langostas en los últimos 25 años
Por otra parte, las inundaciones complicaron las operaciones destinadas a controlar la plaga de langostas que se originó en el Cuerno de África y que es considerada la peor crisis en los últimos 25 años.
«La expansión de la crisis, que tiene el potencial de convertirse en una plaga regional, representa una amenaza sin precedentes para la seguridad alimentaria y los medios de vida en la región y podría generar más sufrimiento, desplazamiento y posibles conflictos», alerta la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).
La institución advierte que la situación es especialmente alarmante en Etiopía, Kenia y Somalia, donde se ha registrado una reproducción masiva de los insectos y están comenzando a formarse nuevos enjambres.
Según la FAO, esto pone en peligro el comienzo de la temporada de cultivo y representa una amenaza sin precedentes para los medios de subsistencia en una región extremadamente vulnerable, donde más de 20 millones de personas ya están haciendo frente a una grave inseguridad alimentaria.