Por Germán Reyes
Santo Domingo.- Las reiteradas declaraciones del presidente estadounidense Joe Biden en su discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas relativos a su reclamo sobre una invasión militar extranjera en Haití, al parecer, se enfrentan al mismo atascamiento confrontado desde sus inicios.
En todos los escenarios en los cuales tal proyecto ha sido presentado ha cosechado el mismo resultado y, tal vez ahora, de igual manera, se estrelle de frente con el veto de Rusia y China en el Consejo de Seguridad de la ONU. “Algunos consideran que la panacea es una fuerza multinacional, cuando la historia demuestra que esas intervenciones extranjeras han hecho más mal que bien en Haití”, señaló el embajador adjunto de Rusia, Dmitri Polianski, el día 7 de julio pasado.
La postura de China no expresa distancia respecto a la rusa, según las declaraciones del embajador chino, Zhang Jun. «Hemos escuchado muchos discursos de apoyo a esa fuerza, pero a ningún país que anuncie acciones concretas, así que parece que van a ser necesarios estudios más en profundidad antes de llegar a una propuesta viable».
Desde sus inicios
Biden inició sus intentos contando con México, luego se movió a Canadá, que de igual manera evadió las presiones para que encabece tal iniciativa.
De igual manera, el presidente estadounidense acudió a la Comunidad del Caribe (Caricom) con reuniones en Bahamas y Jamaica que, asimismo, fracasaron en los intentos de conseguir una unificación de las fuerzas interhaitianas para legitimar la abiertamente rechazada invasión militar extranjera.
El pasado 11 de julio inició en Apoyada por el Gobierno de Jamaica, inició en la capital de esa nación caribeña, Kingston, una consulta de tres días que también fracasó en la búsqueda de solución a la crisis que atraviesa Haití.
Ese intento prosiguió en la capital haitiana, Puerto Príncipe, igualmente motorizado por la Caricom, para esfumarse sin el menor rastro de resultados alagüeños.
¿Con alguna variante?
Y, como si fueran los títeres que accionan ante las intenciones de Biden, tal vez cosechen igual frustración los líderes de los países de la isla La Hispaniola, Ariel Henry, ministro de facto haitiano y Luis Abinader, presidente de República Dominicana.
Tal vez deban unos y otros líderes de los países norteamericanos o de la Caricom, embarcarse en la misma u otra iniciativa con aun sea un solo matiz distinto, a ver si convencen a los países que se oponen a la fórmula Biden.