Por Francisco de los Santos
El «teteo» de Halloween en la ciudad colonial del pasado sábado tuvo varios impactos negativos y consecuencias.
En primer lugar, se registró una gran cantidad de personas en las calles, lo que llevó a la aglomeración de forma negativa
Además, se reportaron varios casos de vandalismo y destrozos en edificios, casas, y vehículos de la ciudad colonial, lo que generó un gran malestar en la comunidad y en las autoridades locales.
Los residentes de la zona también expresaron su disgusto por el ruido y la música alta que se escuchaba hasta altas horas de la noche, afectando la calidad de vida y el descanso de las personas.
El llamado de varios influencers y la oferta de los 200,000 pesos que hizo Santiago Matías (Alofoque), motivó que se presentaran situaciones indeseadas, como actos de violencia y consumo excesivo de alcohol, atracos, robos, personas heridas de armas blancas, tiros al aire, etc.
No podemos culpar a las autoridades de Politur por estos hechos, debido a que no existe el personal humano en la ciudad colonial para controlar estas cantidades de personas y en este caso muchos de ellos menores de edad, pero a quien si debemos culpar es a ese gobierno que ha hecho publicidad hasta para llevar el turismo a la 42.
Pero también a aquellos que quitaron de las aulas de nuestras escuelas la asignatura de moral y cívica, aquellos que no premian los buenos, o las buenas acciones, aquellos que han enseñado que no importa que tan preparada esté la persona.
Es mejor poner a un familiar o amigo, aunque no sepa nada.
Esos son los culpables, los viejos y viejas que han educado a esta juventud sin valores.
En consecuencia, este tipo de eventos puede causar daños irreparables a la ciudad y a la integridad de las personas, afectando su salud, su seguridad y su bienestar.
Por lo tanto, es necesario tomar medidas para prevenir este tipo de situaciones y promover actividades más seguras y responsables.
En conclusión, la culpa es de fidecomiso, una figura público privada que está de moda.