Por Michel Legrós
Nunca repetiremos lo suficiente que la destrucción de Haití es deseada por la ONU y los Estados Unidos de América, más precisamente por el Partido Demócrata que sigue los pasos de los Clinton. Fue planeado por la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití (BINUH) y la embajada estadounidense según la misma lógica de guerra permanente.
Si hoy la industria tradicional, que produce bienes comunes, está dominada por China, las armas y las finanzas siguen bajo control estadounidense. La guerra, este floreciente comercio con objetivos económicos más que militares, nunca debe terminar. Incluso puede extenderse más allá de Ucrania y Oriente Medio hasta el resto de Europa y el Mar de China.
El caso de Haití es especial
Se trata de un mercado de armas potencialmente insignificante, con unos pocos rifles y pistolas para la Policía Nacional, pero sin aviones de combate ni helicópteros, ni submarinos ni destructores, ni misiles ni drones, ni cañones ni tanques. Entonces, ¿de dónde viene el interés en destruir Haití?
En este caso, una guerra externa, por el momento, no tiene sentido económico, pero la inestabilidad política puede dar grandes frutos. Si el presupuesto anual de la BINUH ronda los 20 millones de dólares, el de la Minustah fue de 400 millones de media, 20 veces más y, según Ricardo Seitenfus, que algo sabe, la ONU dispuso de 9,6 mil millones de dólares, de 2004 a 2017, para la MINUSTAH.
Estas son las sumas que Antonio Guterres y sus asociados podrán gestionar gracias a la destrucción de Haití y esto explica su preocupación, sus viajes a Kingston para abogar a favor de esta misión.
No olvidemos que el Presidente de la Comisión Interina para la Reconstrucción de Haití (CIRH) fue nada menos que Bill Clinton como Enviado Especial del Secretario General. La asociación entre Estados Unidos y la ONU está claramente establecida en Haití.
Al causar caos, aseguran de 10 a 20 años de inestabilidad continua. Kenia, por sólo 1.000 agentes de policía, exigió, sin pestañear, 600 millones de dólares, para llegar quizás a 300 o 200 millones.
En los negocios, se permite negociar. Digamos de paso que el presupuesto anual de la PNH es de 15 mil millones de gourdes, aproximadamente 110 millones de dólares para 9 veces más hombres.
Haití, el paraíso de las ONG, es también un mercado importante para el negocio humanitario.
Así pues, si añadimos a la tabla de desgracias algunas epidemias, catástrofes naturales como ciclones y otras catástrofes, eso supone varios miles de millones de dólares para las aves rapaces, que pondrán en marcha muchos proyectos de salud, educación y, sobre todo, de reconstrucción, la mayoría de los cuales no lo harán. No conducen a nada más que al enriquecimiento de las mismas personas.
Comprenderán mejor la cuestión si recuerdan que el CIRH se ha tragado más de 10 mil millones de dólares.
