Por Gerson Martínez
En el mundo político, la ideología es como el norte en un mapa, proporcionando dirección y coherencia a las acciones y decisiones de los líderes. Sin embargo, hay una especie particular de políticos que navegan sin una brújula ideológica: los oportunistas. Estos individuos son maestros en el arte de adaptarse y cambiar de posición según convenga a sus intereses personales o partidistas, sin arraigarse en principios sólidos.
Los políticos oportunistas son como camaleones, capaces de adoptar cualquier tono ideológico que les permita avanzar en su carrera política o mantenerse en el poder.
Su principal objetivo no es promover una visión coherente o un conjunto de valores, sino simplemente mantenerse relevantes y asegurar su supervivencia política.
Una característica común de los oportunistas es su falta de compromiso genuino con una causa o conjunto de creencias. En lugar de abrazar una ideología y trabajar para promover sus principios, estos políticos optan por la conveniencia sobre la convicción, cambian de opinión según las encuestas, las tendencias políticas o las presiones de su partido, sin mostrar ningún tipo de coherencia o integridad ideológica.
El oportunismo político socava la confianza pública en el sistema democrático y debilita la capacidad de los líderes para abordar los problemas de manera efectiva.
Cuando los políticos están más preocupados por mantener su posición que por hacer lo correcto para sus electores, la gobernabilidad se ve comprometida y la calidad del liderazgo se deteriora.
Además, los políticos oportunistas tienden a generar división y polarización en la sociedad.
Al carecer de una brújula ideológica clara, recurren a tácticas populistas o demagógicas para mantener el apoyo de sus seguidores, lo que a menudo conduce a una mayor fragmentación y conflicto en el cuerpo político.
Para contrarrestar el problema del oportunismo político es crucial que los ciudadanos sean conscientes y críticos con respecto a las acciones y declaraciones de sus líderes.
Es necesario exigir coherencia, transparencia y responsabilidad a aquellos que ocupan cargos de poder.
Además, promover una cultura política basada en valores sólidos y principios éticos puede ayudar a prevenir la ascensión de políticos oportunistas y fortalecer la salud democrática de una nación.
En resumen, los políticos oportunistas representan una amenaza para la estabilidad y la integridad del sistema político. Su falta de compromiso ideológico y su búsqueda incesante de poder socavan la confianza pública y debilitan la capacidad de gobierno. Para preservar la salud democrática, es fundamental resistir y condenar el oportunismo político en todas sus formas.
Att: Ing.Martínez desde la Cuidad de Philadelphia para IB. Buenas tardes
