Por Germán Reyes
Santo Domingo.- El nadador dominicano Marcos Díaz celebró con euforia el haber roto en 2006 el récord de cruzar dos veces en ocho horas el estrecho de Gibraltar, que une a España con Marruecos. Así se vanaglorió Félix Sánchez luego de convertirse en el primer y único atleta dominicano en conquistar dos oros (Atenas 2004 y Londres 2012), en los 400 metros con vallas.
De igual manera, el periodista y escritor haitiano Júnior Luc se considera un héroe porque tiene la dicha de estar vivo y poder contar que logró transitar la vía Puerto Príncipe, la capital de Haití, hasta Jimaní.
«Al igual que yo, las personas que lograron cruzar sanas y salvas el territorio de (la banda armada de) los 400 Mawozo (cuyo nombre en español significa «los 400 hombres inexpertos»), han logrado una gran hazaña”, escribió Luc en su muro de la red social Facebook, lo cual recogió el periódico Rezo Nòdwès.
Hasta septiembre pasado se habían registrado más de 600 secuestros, comparados con los 231 ocurridos en el mismo período del año anterior, de acuerdo datos del Centro Haitiano de Análisis e Investigación en Derechos Humanos (CARDH), la cual sostiene que gran parte de este repunte de secuestros es responsabilidad directa de 400 Mawozo
Así que esta terraza, que une Haití y República Dominicana, se ha convertido, desde hace meses, en un campo de tiro desordenado, en una cloaca abierta, dijo el comunicador haitiano ya en la zona conocida como Malpasse, la franja donde están ubicadas las oficinas migratorias, aduanales y otras, a ambos lados de la frontera.
En ese momento llegó a la memoria del intelectual haitiano, que también es abogado y economista, la magnitud de la criminalidad que se registra en esa vía. “No sé cuántas veces traté de calcular el número de vidas perdidas en esta carretera nacional. A veces, con una bala en la cabeza, disparada a bocajarro por un mafioso, miembro de esta formidable banda. O, simplemente, una bala perdida disparada por quién sabe quién”.

Luc, director de Radio Voz de la Unidad y la Libertad (VIL FM, siglas en francés) 98.7, y secretario general de Solidaridad Haitiana de Defensa de los Derechos Humanos, refirió que no sabe cuántas veces ni cuántas personas han sido asaltadas en esta carretera de Malpasse en el espacio de 24 horas.
“Testimonios más conmovedores que otros. Niñas violadas. Contratistas secuestrados. Personas pequeñas y grandes muertas. Negocios cerrados. ¿Y las casas? Muchos están abandonados”, declaró.
Parece un corredor, el de la muerte. Aquí, la vida está ausente, precisó.
El corazón apesadumbrado
Hoy, prosiguió Luc, con el corazón apesadumbrado, trato de contar la historia de una trágica historia que vivo todos los días. “No hay una semana sin un montón de malas noticias sobre este camino”.
Mientras ya viene a mi mente una cacofonía de sonidos y un burbujeo de imágenes, una amiga me llama para decirme que su prima es víctima esta mañana.
En otro testimonio, el periodista dijo que “todavía recuerdo aquella tarde en la que apenas crucé la barrera de la radio para irme a casa. Eran quizás las 7 a. m. cuando un rayo de luz me hizo notar a esta joven de unos veinte años con un bebé en brazos. Estaba, seguramente, en su enésima noche esperando el pasaje”.
Rumió, muy a menudo, al anochecer, la imagen de estas «Madan Sara» que duermen en el suelo y bajo las estrellas.
Me estoy devanando los sesos para saber a qué santos se dedicaban cuando las lluvias torrenciales cayeron sobre la ciudad de Ganthier.
Me doy cuenta de que estoy contando una historia en la que cada hecho presentado es más repugnante que el otro.
Según refirió, de todos modos, “no dejaré de lado el recuerdo de estos hombres muertos o heridos al volante de su coche”.
También testimonió que el día anterior, por la tarde otra vez, le invadió la amargura. “Iba a buscar algo frente a la Comisaría cuando un amigo me dijo que John, un comerciante de tafia (aguardiente que se obtiene de la melaza y otros derivados del azúcar de caña) y que estaba exhibiendo sus productos casi frente a la radio, una bala perdida le impactó la espalda y partió hacia el eterno oriente”.
Dos opciones
Para cruzar el territorio de los 400 Mawozo, son necesarias dos opciones.
Como primera posibilidad, puede dar un golpecito sabiendo que seguirá siendo despojado de sus bienes, maltratado o secuestrado.
Recuerdo que este contratista fue secuestrado un sábado por la mañana.
Los chismes informan que los bandidos se negaron a pagar 20 mil dólares para liberarlo.
Esta es una de las razones por las que sentí una punzada de angustia la última vez que mi hermana me dijo que iría a Puerto Príncipe (desde República Dominicana). Sentí mi corazón latir con fuerza antes de decirme que se iba en una camioneta sin teléfono y sin equipaje, como si fuera a dar un paseo.
Este comportamiento es, en mi opinión, similar a la expresión «correr directo a la pared».
A pesar de la conciencia del peligro y los riesgos, vamos por ello. Resiliencia, para repetir los europeos.
La segunda posibilidad es cruzar en fila india en procesión con el tanque blindado Team à Galil. Irónicamente y culturalmente conocida es como «Ti Magali», modelo de mujer haitiana resistente.
Estar acompañado por «Ti Magali» no es un respiro en sí mismo. Por el simple hecho de que Ti Magali impone sus leyes. ¿Cuáles, por ejemplo? Como dudé mil veces, no diré nada.
Por otro lado, corremos el riesgo de que nos disparen y nos ejecuten, porque los bandidos a veces han estado disparando contra el convoy durante bastante tiempo.
Totalmente impotentes
Entonces, en ambos lados, el mal es infinito, recalcó.
En esta situación, precisó, el Estado y la población constituyen dos grupos totalmente impotentes para paliar la situación.