Por Germán Reyes
Santo Domingo.- La Iglesia Católica declaró que si bien reconoce el derecho que le asiste a cada nación de aplicar sus leyes y políticas migratorias, esas acciones deben realizarse desde la justicia y el respeto a la dignidad humana.
Las declaraciones de los obispos fue realizada luego del anuncio del presidente Luis Abinader sobre el inicio de un proceso de deportaciones masivas de haitianos sin papeles en una cantidad de alrededor de 10,000 por semana.
Luego de iniciado el proceso han llovido las denuncias sobre las violaciones de los derechos humanos de esos extranjeros, tales como la inclusión de menores, algunos con sus documentos en regla que supuestamente les son incautados y la carencia de los procedimientos que impliquen las consideraciones individuales.
Las autoridades haitianas, incluso, han elevado protestas por las condiciones de supuestas violaciones de los derechos de sus compatriotas.
Los apresamientos y deportaciones masivas de haitianos ha motivado una reunión urgente de la Organización de Estados Americanos (OEA) realizada la tarde de este martes, día 8 de octubre de 2024.
A la luz de las escrituras
Sentimos la urgencia de reflexionar, a la luz de las Escrituras y de la doctrina social de la Iglesia, sobre este delicado tema que interpela nuestras conciencias y nuestra fe, dijo en un comunicado la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED).
El documento de la CED, titulado Políticas migratorias y dignidad humana, advierte que la frontera no debe ser un escenario de corrupción, donde los llamados a custodiarla se conviertan en mercenarios-
A continuación, los obispos se preguntan “¿por dónde entran los ilegales haitianos? ¿quiénes les permiten entrar sin la debida documentación? ¿qué pasa durante el proceso de detención de los indocumentados?”
La República Dominicana, advirtieron los religiosos, como nación cristiana debe evitar que se presenten situaciones dolorosas que afecten a los migrantes.
El documento se refiere como situaciones dolorosas al trato injusto, las deportaciones arbitrarias y las separaciones familiares. “Recordemos que hemos extendido nuestra mano solidaria al pueblo haitiano ante cualquier catástrofe, por lo tanto, debemos mantener esa actitud caritativa”.
A la comunidad internacional
Los obispos reiteraron a la comunidad internacional que no se olvide de Haití, “cumpliendo con los acuerdos concertados en diferentes foros y que tienen como objetivo superar la crisis humanitaria, social, económica e institucional que el país hermano y vecino está enfrentando”.
“Pedimos al Señor que nos conceda a todos, la sabiduría para discernir su presencia en los migrantes, y la valentía para actuar conforme a su voluntad, construyendo puentes de esperanza y fraternidad”.