Por Germán Reyes
Santo Domingo.- En pocos cabe la duda en el sentido de que en el primer saludo, que consistiría en un abrazo, de parte del secretario de Estado estadounidense Antony Blinken, de que cuando se encuentre este viernes, 5 de septiembre de 2024, con el presidente dominicano Luis Abinader tratará el tema de los casos de apatridia sustentados en la negativa a reconocer la nacionalidad dominicana a los ciudadanos del grupo B de la ley 169-14.
Se trata de los hijos de ciudadanos de origen haitiano con la nacionalidad dominicana a quienes se les debería igualmente reconocer la condición de sus padres, según esa legislación.
En su informe de este año del Departamento de Estado estadounidense, se establece que Blinken instó a «aplicar plenamente la Ley 169-14», según reseñó el periódico Diario Libre en su edición del 24 de junio de 2024.
El susurro
Al cruzar miradas Abinader intercambiaría abrazos Blinken, quien susurraría sobre su satisfacción por la entregado a su país de un avión presidencial venezolano.
Y, de igual manera, el funcionario expresaría su placer por la aplicación por parte de Abinader, a pie juntillas, de la “orden” de Estados Unidos en ese sentido.
De esa manera, el presidente dominicano reafirma su ubicación en uno de los lados de las disputas mundiales y regionales por la hegemonía.
Los celos de Estados Unidos por mantener su control en la región estarían inspirados en el aumento de países que, después de Cuba, desarrollan un acercamiento cada vez mayor con China, Rusia y demás países de los Brics.
El ascenso de Fidel Castro al poder cubano el 16 de febrero de 1959 fue blindado desde la llamada crisis de los misiles, cuando Estados Unidos se percató en 1962 de que Rusia había establecido bases de misiles nucleares de alcance medio en la isla caribeña.
En los últimos años Nicaragua ha sido explícito respecto a sus relaciones con Rusia, a tal punto que amasa un proyecto de construcción de un canal directo entre amas naciones, destinado a competir con el de Panamá.
Luego han surgido regímenes progresistas con vocación contestataria a los trazados políticos de Washington. Tales los casos de los presidentes Alberto Fernández, en Argentina (ya sustituido por Gabriel Miley); Gabriel Boric, en Chile; Gustavo Petro, en Colombia; Manuel López Obrador, en México; Xiomara Castro; entre otros que incluyen las pequeñas islas caribeñas.
¿Un frenesí?
Tal vez, los celos de Estados Unidos en la región partirían de su frenesí a propósito de la próxima cumbre de los Brics (el nombre otorgado inicialmente por las siglas de los países fundadores: Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica) prevista para ser celebrará del 22 al 24 de octubre en la ciudad rusa de Kazán.
En la cita de Kazán serían abordados los temas sobre las posibilidades de desechar cada vez más el uso del dólar y la consolidación del proyecto de creación del banco Brics, iniciativas dirigidas a aumentar la influencia en una zona cada vez más amplia del mundo en el pulso por la hegemonía.
En el contexto de esa lucha por la hegemonía también se colocan los esfuerzos por establecer un mundo multipolar en contraposición a la unipolaridad de Estados Unidos y sus países adláteres.