Por Maribel Núñez
A partir del cierre de las fronteras y el bloqueo comercial contra la República de Haití, me pregunto ¿a quién es que este Presidente blanco y mega rico le está cerrando la frontera?
Estuve en la frontera semanas atrás y no deja pasar por mi memoria, los rostros, las miradas de hambre, desesperanzas y la fuerza de mujeres que rompen su propia realidad, para que en sus familias puedan comer.
Estas imágenes que vi a través del lente de mi vieja cámara, o por momentos embelesadas buscando respuestas a tantas preguntas, porque a cada mujer me gustaría entrevistar, mirar más allá de verla enganchada en una motoneta, o caminar a mi lado con la carga encima, ahí en Dajabón, en ese sol que emana un calor agobiante, un miércoles sin mercado y un viernes con mercado, las haitianas tienen muchas historias que contar.
Ambos días tomé algunas fotos y quiero que ellas, más que yo, expliquen a quién el Gobierno de República Dominicana le quita el derecho a comer, a comprar comida o los miles de productos que se venden y compran en las fronteras.
También me pregunto a quién es que le quita el Poder Político la oportunidad de vender como pequeños comerciantes, esos que antes de su regreso al final del día, también se convierten en compradores de lo que venden los pequeños comerciantes dominicanos, que a su vez se abastecen de productos producidos por el campesinado dominicano.
En esta responsabilidad histórica que hemos asumido las mujeres negras, afrocaribeñas, en respuesta a situaciones económicos-sociales y cimarronas, a participar en el mercado informal de producción, venta y compra, ahí se les ve, en el regreso a Haití, con todo lo comprado en una carretilla, cargando huevos, víveres diversos (guineítos, yuca, batata, plátanos), vegetables, arroz, pastas, pollos, productos de limpiezas, aceites… un sin fin de productos, que incluso marcan rapidez como los goteantes bloques de hielo.
Múltiples las formas de cruzar lo comprado, se observan muchas mujeres que llevan su compra en la cabeza, en pesados sacos, en poncheras de las que imagino quizás la trajeron con algún producto o compraron a campesinos dominicanos para revender, y al final de la venta, también compran comida y regresan a cocinar a sus hijos e hijas, a la sagrada familia.
Y no dejo de preguntarme después de una semana del cierre inhumano de la frontera, ¿qué les están cocinando las haitianas, las que compran en las fronteras dominicanas, a sus hijos e hijas?
Todas esas familias que cruzaban a vender para poder comprar, ¿qué están comiendo?
¿Qué está pasando con los dominicanos y dominicanas que dependen de ese comercio para también comer?
Francia fue la primera en imponerle a Haití un bloqueo naval para obligarle a pagar por la libertad, 150 millones de francos, las consecuencias son muy evidentes hoy.
Hemos visto lo inhumano del bloqueo económico de EEUU contra la Cuba socialista, a la Venezuela de Chávez, que logró que la FAO la reconociera dos veces por erradicar el hambre, y el pueblo sufrió la acción criminal de empresarios que preferían esconder la comida, dejar que se dañe, antes de que el pueblo la comprara y se alimentara, hemos visto las sanciones unilaterales de Estados Unidos que impiden a Venezuela comprar alimentos, medicinas y cualquier cosa en el mercado internacional.
Lograron en ese momento, retrocesos en los avances en la lucha contra el hambre en Venezuela, y es muy aleccionador destacar que sirvió para impulsar la producción local, y buscar, el país con más petróleo en el mundo, la autonomía alimentaria, el panorama va cambiando, en Venezuela la economía va creciendo, el campesinado va produciendo lo que consume el pueblo.
A la República Haití la han ido llevando al quiebre de la producción de su campesinado, a que buena parte de lo que consume se lo compre a República Dominicana y a otros mercados, como el norteamericano, teniendo un desbalance comercial, respeto a la RD sólo 23 millones de dólares le vende Haití, mientras que RD le vende 3,652 millones de dólares. Más injusto no puede ser ese desbalance comercial.
Y eso agranda la acción criminal de que el pueblo haitiano no pueda comprar su comida a quién le han obligado a comprársela. Los bloqueos y las sanciones coercitivas son un crimen de lesa humanidad, el hambre mata.
Con las gangas acrecentando sus agresiones con armas que les llegan según la Naciones Unidas desde Estados Unidos, con una importante población desplazada de sus casas por la violencia, con el intento de Abinader de restarle derechos sobre su soberanía, sobre su territorio, como es la construcción del canal en el compartido río Masacre, con el hambre acrecentada por el bloqueo, al pueblo haitiano le queda el camino de la unidad.
Le queda cimarronear en contra de las bandas, y sus dueños, contra el gobierno de facto de Ariel Henry que ruega y ruega, a igual que Abinader, por la invasión norteamericana con mercenarios kenianos en la tierra de Jean Pierre Dessalines.
Le queda seguir dando cátedras de diplomacia y seguir apelando al ARBITRAJE INTERNACIONAL para dirimir las diferencias respecto al canal con República Dominicana.
A los dominicanos víctimas también de la política del poder, nos queda recordar que Haití abolió la esclavitud dos veces, que sin la participación de Haití en la Restauración de la República, hubiéramos continuado como colonia de España, nos queda recordar a los hombres del GLORIOSO BATALLÓN HAITIANO en la Guerra de Abril del 1965. que lucharon junto a los Constitucionalistas, junto a Caamaño en contra de la invasión norteamericana y por la restauración del democrático gobierno de Juan Bosch.
A los dominicanos nos queda exigirle a Abinader que abra las fronteras en base al beneficio común de los dos pueblos, que respete la Constitución de la República Dominicana, el Derecho Internacional, y deje de estar llamando a invasión, nos queda exigirle que respete los Convenios, que para dilucidar lo del Masacre, apele al ARBITRAJE, tal cual lo dicta el Tratado de Paz y Amistad Perpetua y Arbitraje… del año 1929.
