Por Valentina Garcia
El Corozo – Anoche, la fuerza indomable de la naturaleza golpeó con brutalidad a un ganado indefenso, cobrándose la vida de 17 reses en un fatídico incidente provocado por un rayo que descargó su furia en un árbol de mango. La comunidad de El Corozo, ubicada en el municipio Loma de Cabrera, provincia de Dajabón, quedó consternada por la tragedia que enlutó sus tierras.
El impacto de la tormenta eléctrica, acompañada de intensas lluvias, se abatió sobre las indefensas criaturas que buscaban resguardo bajo el frondoso árbol. Cinco vacas lecheras, once vacas preñadas y un toro reproductor perdieron la vida en cuestión de segundos. El ganadero Ramón Faña, dueño de los animales, informó el desgarrador resultado tras un inventario exhaustivo.
Según relató el señor Faña, las vacas afectadas acostumbraban refugiarse bajo la copa protectora del árbol de mango durante los aguaceros y vientos feroces. Pero la naturaleza, indiferente a su necesidad de protección, desató su ira sin piedad alguna. Con tristeza en los ojos, Faña expresó su dolor por la pérdida de sus valiosos animales, cuyo valor económico y emocional no tiene precio.
Ante la preocupación de que la carne de los animales fallecidos pudiera representar un riesgo para la salud humana, el ganadero tomó la difícil decisión de cavar un hoyo para enterrarlos, despidiéndose de ellos en un último acto de respeto y cuidado.
La tragedia no solo dejó un impacto emocional profundo en Ramón Faña y la comunidad de El Corozo, sino que también acarreó una pérdida económica estimada en aproximadamente un millón de pesos. El futuro de Faña y su familia se ve oscurecido por esta catástrofe natural inesperada, y ahora aguardan la ayuda del gobierno para intentar recuperar parte de lo perdido.
La historia de la furia desatada en El Corozo es un recordatorio poderoso de la fragilidad humana frente a la imponente y caprichosa naturaleza. En momentos como estos, la solidaridad y el apoyo se vuelven fundamentales para aliviar el peso de la desgracia y levantar los ánimos de aquellos que luchan por recuperarse de las embestidas de un destino implacable.
