Por Miranda Valliniello
Madrid, La Razón.- La capital ha amanecido cubierta por el polvo rojo que, con origen en el Sáhara, atraviesa estos días la Península. Así las cosas, esta importante entrada de polvo procedente de África ha dejado su impronta en la situación meteorológica de España. Se ha unido a la borrasca Celia y a los abundantes chubascos de esta semana.
La calima es un fenómeno meteorológico que se produce en la atmósfera y está caracterizado por la presencia de partículas de polvo y arena, e incluso en algunas ocasiones de cenizas y arcilla en suspensión. El resultado es un ambiente turbio
La llegada de esta lengua de polvo en suspensión procedente del desierto del Sáhara, impulsada por los vientos de la borrasca Celia, ha elevado a la categoría de “extremadamente desfavorable” la calidad del aire, por los altos niveles de concentración de partículas PM10, afectando seriamente a la salud. Estas partículas se encuentran también tras erupciones volcánicas, labores agrícolas o incendios forestales, e impiden la respiración en cantidades importantes.
Este fenómeno, la calima, irá avanzando de sur a norte del país y alcanzará su máximo el miércoles al amanecer, manteniéndose hasta el jueves. Con todo, la previsión de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en la Comunidad de Madrid para este martes indica probabilidad de chubascos en la primera mitad del día y rachas muy fuertes de viento en las cumbres.
