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    Los aranceles de Trump o el fin del neoliberalismo

    Por Jose Escanio Brito

    Los Aranceles que desde el siglo XVIII surgieron como un instrumento proteccionista para la renta producto de la tierra y, que luego se fue convirtiendo en una política impositiva de recaudación de ingresos para el Estado; ahora vemos como el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump está utilizando esa herramienta mercantilista como una forma de extorsionar a los países cuyos gobernantes no se afilian a su propósito colonialista unipolar que USA quiere imponerle al mundo.

    Uno de los primeros países que ha sido torpedeado por esta política antiliberal Arancelaria   ha sido China, a la cual se le ha proyectado imponer hasta un 100%; luego está México y Canadá y, dentro de los países del Caribe, la Republica Dominicana también ha sido objeto, aunque en menor porcentaje, apenas un 10% de Arancel y, a pesar de que estas naciones tienen acuerdos de libre comercio como son el T-MEC y el Dr-Cafta.

    Ahora la extorción con Aranceles trumpista apunta hacia Sudamérica, específicamente a Colombia, luego que su presidente Gustavo Petro, en su ponencia en las Naciones Unidas, expusiera y denunciara los atropellos de Israel en Gaza y las acciones de asesinato extra judiciales del presidente Trump en el Caribe.

    Trump con su política Arancelaria está protagonizando una contra revolución a la economía de mercado, que es base en que se fundamenta el capitalismo. Una política económica contraria a los postulados de los economistas liberales encabezado por Adam Smith, Jonh Stuard Mill y David Ricardo.

    Precisamente estos grandes exponentes de la economía política clásica liberal, en su teoría del valor, el precio y la renta mantuvieron una enorme lucha durante el siglo XIX para liberal al capitalismo industrial del legado feudal.

    Los dueños de la tierra o clase terrateniente hereditaria se oponían a que el capitalismo industrial naciente le arrebatara, a través de los mercados, sus rentas obtenida  a través  de la tierra.

    Ese poder concentrado que tenían los terratenientes logro imponer los Aranceles, que tuvieron gran rivalidad con el capital industrial a finales de la guerra napoleónica, pretendiendo frenar el auge de la producción industrial.

    Precisamente, la defensa del libre mercado es la base de la teoría liberal que encabeza Adam Smith, que unido a la primera revolución industrial sirvieron de soporte a la que hoy es la economía capitalista.

    Esta política Arancelaria de Trump, no solo trata de imponer la hegemonía política del norte, sino que trae consigo la contradicción existente entre el capital industrial y el capital financiero, este último considerado como un capital de renta no productiva al igual como los liberales consideraban la renta proveniente de la tierra en la primera fase del surgimiento del capitalismo industrial.

    Esta contradicción existente del capital industrial y el capital financiero es la que esta llevando a su fin al sistema capitalista y su teoría neoliberal.

    La renta del capital financiero es, como bien señalaba Milton Freedman, un almuerzo gratis. Se gana dinero aun esté durmiendo.

    Esa es la misma rivalidad ricardiana, pero con la renta de la tierra la cual la consideraba parasitaria. Es lo que está ocurriendo en la actualidad con la renta que genera el capital financiero. La renta generada por el capital financiero es mucho más cómoda, de menor trabajo y de menor sacrificio que la generada en el sector industrial. Con el capital financiero se gana dinero aunque esté durmiendo.

    Esa facilidad de obtener buenas rentas del capital financiero, ha provocado un desplazamiento del capital industrial al capital financiero; y es lo que ha producido que las grandes economías capitalistas, como es la de Estados Unidos se hayan desplomados sustancialmente en su producción industrial frente a un aumento de su capital financiero que representan no un producto sino, más bien un pago de transferencia.

    Un empresario industrial norteamericano, por ejemplo, puede que gane US$200.00 millones al año. De esta renta o beneficios, tratara de colocar el 90% en la compra de acciones y bonos, por lo que va a obtener grandes rentas y sin muchos sacrificios.

    Es lo que ha estado sucediendo en Norteamérica. De ahí su bajo nivel de producción y su alta factura en sus importaciones.

    El capital financiero de Estados Unidos ha desplazado al capital industrial debido a que la compra de acciones genera más plusvalías que la producción industrial.

    Eso también explica la diferencia en materia de producción de la economía norteamericana con la economía de China.

    ¿Qué ha hecho China? Sencillamente, China lo que está aplicando son los postulados de la economía política clásica, que señala que la inversión productiva es la que crea un producto y no la crea ingreso sin crear un producto.

    El parasitismo en la economía norteamericana por priorizar el capital financiero ante el industrial es lo que ha hecho dar un giro de 360 grados y volver a los inicios de las barreras, al comercio internacional.

    Veremos si surge otro Adam Smith que lo salve. Pero “Lo dudo.”

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