Por Germán Reyes
Santo Domingo.- El hecho de que el Programa Internacional para la Evolución de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) revele que República Dominicana refuerza su proceso de caída en los indicadores de calidad en su sistema educativo trae al tapete la interrogante de que si desde 2013 se ejecuta la privilegiada inversión del cuatro por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) cuáles serían las razones de ese ya histórico desempeño fallido.
En la que ha sido la segunda participación en esa evaluación instituida por el Programa de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en el año 2000 y que se aplica cada tres años, los dominicanos cayeron por debajo de los filipinos en matemáticas y ciencias, alcanzando 325 y 336 puntos, respectivamente, muy por debajo del parámetro esperado en promedio, que es 489 para ambas asignaturas.

El descenso fue de 16 puntos en lectura, tres en matemáticas y un ligero aumento de seis en ciencias, al pasar de 332 en 2015 a 336 en 2018. Esos indicadores representaron un penúltimo lugar, a diferencia de matemáticas y ciencias, que fue el último.
Desde su aplicación, en 2013, el 4% del PBI ha significado la friolera de D$936,428.9 por disposición de la Ley 66-97, incluido el año que discurre, 2019.
Tal vez la contestación esté referida a la precisión de que de ese monto apenas el 20.10% se destina de manera efectiva a la educación.
De acuerdo con la Dirección General de Presupuesto, por cada RD$100.00 que pague el Gobierno en 2019, RD$20.1 irían para educación, RD$8.20 serían para salud, RD$8.00 a la administración del Gobierno y RD$7.00 a protección social.
Asimismo, RD$33.00 se abonarían al pago de la deuda pública y el resto, que serían RD$23.70, corresponde a energía, justicia, orden público y seguridad, protección del medio ambiente y otros servicios económicos, sociales y generales.