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    Conservación y protección de los recursos naturales

    Por Radhamés Lora

    La conservación y protección de los recursos naturales: flora, fauna, agua, suelo, aire, comunidades humanas, representan una tarea, anhelada por muchos y comprendida por pocos. Los retos y desafíos, cada vez resultan más complejos, difíciles, costosos y controversiales.

    La conservación y manejo sostenible de una cuenca hidrográfica requiere realizar acciones fundamentales: mantener la cobertura boscosa, reducir la erosión de los suelos, mantener la producción, cantidad y calidad de las aguas, proteger la diversidad biológica, la calidad del aire, manejar los desechos sólidos y líquidos, reducir la contaminación del subsuelo. La población a la vez, tiene necesidad y demanda los bienes y servicios producidos en las cuencas.

    El gran reto entre la conservación y el desarrollo sostenible de los ecosistemas naturales es armonizar y satisfacer la creciente demanda de bienes y servicios, el disfrute de las amenidades ambientales por la población, prolongar la vida útil de las infraestructuras hidráulicas necesarias para satisfacer las demandas energéticas de la población misma.

    Para conciliar estos procesos interdependientes, dos enfoques considerados los más apropiados en el dilema entre el desarrollo y la conservación. Por un lado, un enfoque ecocéntrico, trata de permitir a la naturaleza en su extraordinaria dinámica biológica, perpetuar, expandir y enriquecerse en sí misma, pero la intervención del ente humano, es decir ser solo un elemento ajeno y contemplativo de esa dinámica (la participación del ser humano es puramente contemplativa).

    Por otro lado, el enfoque antropocéntrico, coloca al hombre como eje central del ecosistema. Este lo manipula y gobierna todos los componentes, elementos y factores que deban o puedan intervenir en su manejo. Precisamente, el hombre constituye el “eslabón débil” entre ambos enfoques. Primero, si solo preservamos sin tocar ¿cómo obtenemos y suplimos nuestras necesidades de subsistencia, vestido, casa, protección, seguridad y calidad de vida? Segundo, si hacemos uso irracional de los recursos naturales y ambientales -uso no sostenible- estos se degradan a tal punto que dejaran de satisfacer nuestras necesidades elementales y por tanto, seríamos perjudicados. Hay claros ejemplos de esto que decimos en países que no han manejado y conservado sosteniblemente sus recursos.

    En nuestro país, el enfoque ecocéntrico, en la práctica, se “impone” con la fuerza militar que implica represión, gastos extraordinarios en compensaciones por predios, animales, casas y reubicaciones de comunidades, construcción de nuevos asentamientos humanos, suministros de alimentos y confección cartográficas y otras actividades técnicas, con el agravante que no se aprende. Este proceso, es distorsionado, corrompido y carece de resultados -verbigracia nuestro Sistema de Áreas Protegidas- El drama humano se vuelve irreparable y difícil de resarcir.

    Dado el crecimiento poblacional en la República Dominicana, resulta difícil que prevalezca el modelo eco-céntrico, especialmente si tomamos en cuenta que el país es montañoso (67% del territorio) ya que las áreas protegidas llegan a un 26% del territorio, están localizadas en las partes altas de las cuencas hidrográficas y donde habitan poblaciones que estuvieron ahí, antes de cualquier declaratoria de categoría de protección.

    El Proyecto Hidroeléctrico Dos Bocas en los Ríos Guayubin y Yajaguajal, en la Provincia de Santiago Rodríguez es un eslabón en la cadena de acciones puntuales y necesarias como parte del Pacto del Agua que ejecuta el gobierno de Luis Abinader para garantizar su aprovechamiento sostenible. Y asegurar agua potable, para riego y para energía limpia al tiempo que reducimos el consumo de combustibles fósiles en vía de agotamiento a nivel mundial, no producido en el país, Igualmente, debido a la inclusión participativa de las comunidades y sus autoridades, dicho proyecto incluye obras sociales (acueductos, asfaltado de caminos y carreteras, arreglos y construcción de aceras, mejora del servicio eléctrico, entrenamiento de personal local, generación de miles de empleos durante su construcción, adecuación de los balnearios para el fomento del ecoturismo, etc),    requeridas desde hace mucho tiempo.

    El lector puede apreciar que se trata de un enfoque antropocéntrico que garantiza un aprovechamiento del agua dentro de una planificación superior, para beneficio de las presentes y futuras generaciones al tiempo que mediante la producción de 416 GWH/año, habrá un ahorro de 744,640 barriles de petróleo/año y de 175,512 toneladas/año de CO2, que no irán a la atmósfera, lo que mitiga el Calentamiento Global que conduce al Cambio Climático. Y, además, el país se ahorrará la cantidad de 61,112,605 dólares anualmente a los precios actuales.

    En cuanto a las justificadas preocupaciones por el potencial impacto negativo al medio ambiente producido por el proyecto, los remedios están contenidos en el Programa de Mitigación y Adecuación Ambiental (PMAA) establecido en el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) en cumplimiento de la Ley 64-00 de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

    En resumen, el Proyecto Las Placetas es parte de un esquema de desarrollo con una visión antropocéntrica que desafía la visión ecocéntrica que enriquece el   debate entre el desarrollo y la conservación.

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