Santo Domingo, 6 jul (EFE).- La Conferencia del Episcopado Dominicano (CED) pidió este domingo a las autoridades respetar la dignidad humana de los indocumentados, en medio de los operativos que llevan a cabo en contra de la inmigración irregular, especialmente desde Haití.
En un comunicado emitido tras su asamblea plenaria, los obispos subrayaron «el apoyo solidario, el esfuerzo constante que, desde nuestra nación y Gobierno dominicano, se ha ido haciendo y se hace en favor de Haití», unos esfuerzos que, sin embargo, «se ven empañados por las redadas que se realizan contra migrantes irregulares».
Aunque dijeron reconocer «el derecho que le asiste a toda nación de aplicar sus leyes migratorias», exhortaron a las autoridades «a que su ejecución sea siempre conforme a los principios de justicia, equidad y respeto a la dignidad humana».
Al mismo tiempo, consideraron «inaceptable todo discurso xenófobo y discriminatorio contra el inmigrante, ya que solo genera sentimientos de odio y violenta el clima de fraternidad entre nuestras naciones. Rechazamos cualquier discurso que incite a la violencia, el rechazo, la marginación y la discriminación», apuntaron en el comunicado.
Asimismo, pidieron a la Dirección General de Migración (DGM) que las salas de los hospitales «no se conviertan en puntos de control migratorio, y más aún, que no se produzcan situaciones dolorosas que contradigan el Evangelio de la caridad».
Al contrario, «que se persiga y sancione a los que trafican con inmigrantes irregulares, sean de la nación que sean», sostuvieron.
Por último, la CEP pidió a la comunidad internacional actuar «con firmeza en favor del pueblo haitiano».
«Es tiempo de gestos concretos de solidaridad, que ayuden a construir la paz y el desarrollo duradero en esa nación hermana», apuntó.
El Gobierno dominicano implementó en octubre de 2024 un plan de deportaciones con el que buscaba repatriar a 10,000 haitianos por semana para controlar la migración irregular.
Además, en abril de este año el presidente Luis Abinader anunció quince nuevas medidas en contra de la migración desde el vecino Haití, envuelto en una profunda crisis desde hace años.
El pasado martes, la DGM indicó que durante el primer semestre del año se deportó a 184,001 haitianos en condición migratoria irregular, de ellos 30,757 en junio pasado.
Es inaceptable todo discurso xenófobo y discriminatorio contra el inmigrante, ya que solo genera sentimientos de odio y violenta el clima de fraternidad entre nuestras naciones. Rechazamos cualquier discurso que incite a la violencia, el rechazo, la marginación y la discriminación
Texto del comunicado
1- Reunidos en la 63ª Asamblea Plenaria, los Obispos de la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED), guiados por el Espíritu Santo, hemos reflexionado con atención y esperanza sobre el camino pastoral de nuestra Iglesia, en su accionar a través de las diversas comisiones nacionales, así como sobre los signos de los tiempos que interpelan nuestra acción evangelizadora.
2- Hemos evaluado el trabajo de cada una nuestras Comisiones Nacionales de Pastoral (Familia y vida, educación, ministerios ordenados y laicales, movilidad humana…), y de otros órganos institucionales.
3- Como pastores de la Iglesia que peregrina en República Dominicana, queremos expresar nuestra más sincera gratitud a Dios por los fieles católicos que, movidos por su fe y su amor a Cristo y a la Iglesia, han asumido con alegría y entrega su compromiso de trabajar unidos en una pastoral orgánica.
4- Vemos, cómo en parroquias, comunidades, movimientos y grupos apostólicos, germina y crece la semilla del Reino de Dios. Este crecimiento que experimentamos como Iglesia constituye un signo de esperanza y de renovación. Es fruto de la gracia del Espíritu Santo, que renueva y crea conciencia en cada bautizado, como miembro del Pueblo de Dios, para que asuma su vocación de anunciar el Evangelio con obras y palabras.
Gracias a la labor incansable de tantos hombres y mujeres que evangelizan con su vida, nuestra Iglesia está creciendo: no solo en estructuras, sino en comunión, en servicio y en testimonio de fe viva.
5- Agradecemos profundamente a todos los consagrados y laicos el trabajo realizado y el que continúan realizando: ustedes son el corazón que late con fuerza en nuestra acción pastoral. Sabemos que la pastoral no es solo una planificación u organización eficiente, sino expresión del misterio de comunión que somos como Iglesia. Les animamos a seguir trabajando unidos, con espíritu sinodal, como comunidad de discípulos y misioneros en salida.
6- Al abordar la Pastoral de Movilidad Humana, hemos reflexionado sobre la compleja situación migratoria que vive nuestra nación, marcada por la prolongada crisis del vecino país de Haití. La inestabilidad política y las dificultades sociales que sufre esa hermana nación han obligado a muchos de sus ciudadanos a emigrar en busca de un futuro mejor, encontrando en suelo dominicano un refugio que ofrece cobijo, trabajo y esperanza.
7- Reconocemos el apoyo solidario, el esfuerzo constante que, desde nuestra nación y gobierno dominicano, se ha ido haciendo y se hace en favor de Haití: recibimiento en escuelas, hospitales, apertura de espacios para la realización de mercados binacionales varios días a la semana, edificación de un centro de educación superior en Haití, permisos de empleos en la agricultura y la construcción, entre otros.
8- Estos esfuerzos se ven empañados por las redadas que se realizan contra migrantes irregulares. Y aunque reconocemos el derecho que le asiste a toda nación de aplicar sus leyes migratorias, exhortamos a nuestras autoridades a que su ejecución sea siempre conforme a los principios de justicia, equidad y respeto a la dignidad humana.
9- Es inaceptable todo discurso xenófobo y discriminatorio contra el inmigrante, ya que solo genera sentimientos de odio y violenta el clima de fraternidad entre nuestras naciones. Rechazamos cualquier discurso que incite a la violencia, el rechazo, la marginación y la discriminación.
10- Ante esto, como pastores del pueblo de Dios, nos preguntamos: ¿el amor de Dios conoce fronteras? Sabemos que no. El amor divino trasciende toda frontera y acoge a cada ser humano como hijo amado.
11- El Papa León XIV, en su reciente audiencia al Cuerpo Diplomático el pasado 16 de mayo de 2025, nos recordó que: “Nadie puede eximirse de favorecer contextos en los que se tutele la dignidad de cada persona, especialmente de aquellas más frágiles e indefensas, desde el niño por nacer hasta el anciano, desde el enfermo al desocupado, sean estos ciudadanos o inmigrantes.”
Hacemos eco de estas palabras, reafirmando que toda persona, sin importar su origen, posee una dignidad inviolable porque ha sido creada y es amada por Dios.
12- Pedimos encarecidamente a la Dirección General de Migración, que nuestras salas médicas no se conviertan en puntos de control migratorio, y más aún, que no se produzcan situaciones dolorosas que contradigan el Evangelio de la caridad. Al contrario, que se persiga y sancione a los que trafican con inmigrantes irregulares, sean de la nación que sean.
13- Advertimos también, que tanto dentro como fuera del país, se corre el riesgo de manipular cualquier acción tendiente a la aplicación de las leyes migratorias, o de cualquier gesto humanitario y de justicia hacia los migrantes.
14- Insistimos ante la comunidad internacional y les hacemos un llamado urgente para que, más allá de los discursos, actúe con firmeza en favor del pueblo haitiano. Es tiempo de gestos concretos de solidaridad, que ayuden a construir la paz y el desarrollo duradero en esa nación hermana.
15- Pedimos a Dios, por intercesión de María Santísima, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Altagracia, nos guíe con su ternura y firmeza por los caminos del Evangelio.
Estos esfuerzos se ven empañados por las redadas que se realizan contra migrantes irregulares. Y aunque reconocemos el derecho que le asiste a toda nación de aplicar sus leyes migratorias, exhortamos a nuestras autoridades a que su ejecución sea siempre conforme a los principios de justicia, equidad y respeto a la dignidad humana