Renatico tenía el Bar Tamayo para él bailar y gozar, además de que era un negocio rentable, que también formó parte de la continuidad que por más de un siglo de comercio ha mantenido la familia Arias en Tamayo.
Una noche, quizás a las 11:00, Filis, hermano de Renatico, le ayudaba en el bar. Pretendía retirarse a su hogar, cuando aparecen su primo «Compadre», «Cividín» y «Lo Niño».
Ante ese contexto, el hermano de Renatico decidió posponer su intención de marcharse. Pero, como buen comerciante, les entregó una caja de ron sellada, la nevera de palo con un block de hielo «Melo» en pajas de café, su respectivo «punzón» de picar el hielo y la bellonera abierta. Y les entregó veinte pesos en monedas de veinticinco centavos para que pusieran «Gitana», que era la canción preferida de ellos y de «Félix Frito», padre de «Lión».
Con el acuerdo de «mañana las botellas de ron que falten a la caja sellada me las pagarán»…Filis se fue a acostar.
Qué tiempos aquellos.
Qué hombres aquellos.
¡Qué grande Tamayo!