Muchos han expresado y expresarán la congoja y el inmenso dolor que se siente cuando llega la partida definitiva de un hombre bueno. He escuchado muchas muestras de cariño, gratitud y admiración, como las palabras desconsoladas de la nueva generación, a través de María Ysabel Vásquez. Pero en verdad, esa nueva generación probablemente ignore que estamos despidiendo a un hijo de este pueblo que hizo grandes aportes, especialmente a Bonao, a su provincia Monseñor Nouel, que fue un destacado protagonista en favor de las mejores causas.
Durante años dirigió la Asociación de Estudiantes Universitarios de Bonao (ASESUBO), que incluía a todas las universidades; desde ella desarrolló campañas culturales y sociales irrepetibles, como las semanas de la cultura, con participación de personalidades y grupos artísticos del país. Fue un militante y dirigente político toda la vida, siempre en favor de la sociedad, lleno de rebeldía, profundamente crítico. Gran activismo en gremios profesionales y sociales: Presidente de CODIA en la provincia, dirigente de la Cooperativa Coofalcondo; acompañó a nuestra gloria nacional e internacional Cándido Bidó en los inicios y en el desarrollo de la plaza de la cultura de Bonao. Colaborador permanente de la Asociación Dominicana de Rehabilitación, Filial Bonao.
Guibby fue un ser humano múltiple: de profesión ingeniero civil, pero tuvo otras vocaciones: dirigente comunitario, servidor de su sociedad; periodista: con Benito Henríquez Moreta (Tita) produjo el periódico “Baluarte Bonaense”; dirigió y produjo programas radiales, con la colaboración de María Félix, y en los últimos tiempos escribía para el periódico Primicias que dirige el periodista Alex Jiménez. Resalta su vocación por el derecho: abogado apasionado de las causas en las que creía.
En todos estos esfuerzos y desvelos, tuvo siempre el apoyo, la complicidad y comprensión de su amada María Félix Rodríguez, sus hijos e hijas, y familiares.
Ramón Antonio Pérez de la Cruz, nuestro querido e inolvidable Gubby, será siempre sinónimo de lealtad, solidaridad, dignidad y principios, como la ha definido su amigo y colega José Gabriel de la Rosa en un sentido acróstico de homenaje. Y parodiamos al cantor: “Cuando un rebelde se va, queda un tizón encendido que no se puede apagar ni con las aguas de un río”. Hasta siempre guerrero de mil batallas.