Por Germán Reyes
Santo Domingo.- Alrededor de un centenar de cosecheros agrícolas de las provincias Independencia y Bahoruco se refugiaron en un campamento para desde allí resistir con todas sus fuerzas y recursos los intentos del Consorcio Azucarero Central (CAC) de arrebatarles sus tierras.
Desde febrero de 2021 varias decenas de agricultores ubicados en El Aguacatico, Los Conuquitos y San Ramón, en Tamayo, erigieron tres campamentos con los mismos propósitos. El CAC les demolió sus cultivos con vehículos pesados y se apoderó de sus tierras.
El presidente Luis Abinader acudió a un acto en Neiba el día seis de febrero de 2022, donde anunció la entrega de alrededor de 26,000 tareas de terrenos montunos y montañosos, sin sistemas de reguío, y sin la menor condición para la explotación agrícola. La mayoría de esas parcelas, al final, también fueron a parar a manos del CAC.
Pese a las promesas del presidente Abinader de otorgar facilidades crediticias, asesoramiento técnico y equipos, los productores agrícolas no hemos visto cumplir sus promesas ni las de ninguno de sus funcionarios, declaró Manuel Pérez, vocero de los campesinos de Tamayo.
La historia se repite, ahora en Guaraguao
Los equipos pesados del CAC volvieron, ahora a terrenos que igualmente cultivan pequeños productores agrícolas por hasta más de 90 años, para demolerlos y luego plantarlos de caña de azúcar.
Y, también en esta ocasión, los campesinos se instalaron en un campamento para resistir con sus ganas “y nuestras vidas si es necesario”, según dijo Rafael Olivero.
Impunidad, corrupción y apoyo oficial
Según Pérez, el proceso de los últimos años ha demostrado que el CAC actúa con un superpoder, “al parecer, incluso, por encima del que ostenta el presidente Abinader”.
Pérez, agrónomo de profesión, no se explica las razones por las que el Instituto Agrario Dominicano (IAD) ha entregado al CAC el 100% de los proyectos de la reforma agraria de la zona para que sean plantados de caña de azúcar “en lugar de dedicarlos a la siembra de productos comestibles para el consumo y la exportación”.
Al CAC, prosiguió el vocero de los pequeños cosecheros, sólo se le escaparon las tierras de la antigua Algodonera, ubicadas entre Enriquillo y Oviedo. “Y eso fue posible porque el liderazgo político, social y comunitario de Barahona y Pedernales se paró en dos pies”.
Hasta con los dientes
Dionis González Santana, quien lleva junto a sus familiares más de 80 años de labores en los predios ubicados entre las comunidades de Cuchilla y El 9, prometió aportar su vida si fuere necesario para evitar que el CAC le arrebate la única fuente para su sustento y el de los suyos.
Nosotros pelearemos hasta con los dientes, pero no nos van a quitar nuestras tierras, dijo Braulio Campos Ramírez, que lleva 70 años de trabajo continuo junto con sus antecesores.
