Por Germán Reyes
Santo Domingo.- El presidente Luis Abinader debió emplearse a fondo para defender sus medidas frente a Haití en el primer día de su estadía en Nueva York para participar en la 78 Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El viaje de Abinader a la ciudad estadounidense se produjo este lunes, día 18 de septiembre de 2023, luego de que la semana anterior dispusiera el cierre total de la frontera con Haití por tierra, mar y aire, lo que implica también la clausura de los mercados y todo tipo de actividades e intercambios comerciales.
Esa medida fue dispuesta para reclamar el cese de los trabajos de construcción de un canal que se alimentaría de las aguas del río Masacre para irrigar 3,000 hectáreas en el Nordeste haitiano.
Esa disposición priva a la nación más pobre del hemisferio Occidental de acceder a bienes para su subsistencia, igual que a actividades que le generan los recursos para cubrir sus necesidades básicas.
Por tales razones, Abinader debió enfrentarse, por un lado, a un intercambio incómodo con una estudiante en la Universidad de Columbia y, por el otro, al rechazo del representante de los derechos humanos de la ONU, en ambos casos frente a sus últimas medidas frente a Haití.
Contra las medidas del jefe del Estado dominicano también se manifestaron en las calles grupos de ciudadanos haitianos y dominicanos que portaban pancartas y vociferaban a todo pulmón contra las disposiciones de Abinader.
Un intercambio incómodo
Luego de una disertación en la academia, una estudiante confrontó al jefe del Estado dominicano, al que acusó de recurrir al racismo, transfobia y colorismo frente a sus vecinos haitianos.
La joven, visiblemente incómoda, abandonó el diálogo con el gobernante, que debió de manera imprevista suspender sus explicaciones ante el auditorio.
Vidas en juego
En el otro caso, William O’Neill, experto independiente de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, reclamó a República Dominicana reconsiderar el cierre de la frontera.
Luego de manifestar su «alarma extrema» por la disposición del gobernante dominicano.
O’Neill advirtió de las «graves repercusiones» para ambos países de la decisión del presidente dominicano de cerrar la frontera con su vecino.
Aunque muchas empresas de República Dominicana se resentirán de la decisión, así como muchos jornaleros haitianos, del lado de Haití «el impacto será aún más grave», auguró.
La inseguridad y la violencia que generan las bandas armadas en este país hace que muchos productos esenciales como alimentos, equipos médicos y medicamentos se importen del país vecino.
«Directores de clínicas médicas de Haití me han dicho que no podrán atender a sus pacientes si se corta el acceso a la República Dominicana. Hay vidas en juego», advirtió.
Parcializadas y desafortunadas
Por vía de una declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores (Mirex), el Gobierno dominicano rechazó de plano las declaraciones “parcializadas y desafortunadas” de O’Neill.
“En primer lugar, reiteramos que cualquier diálogo con Haití está condicionado a la detención efectiva de la construcción unilateral e ilegal del canal en el río Masacre o Dajabón“, respondió el Mirex en un comunicado.
En el mensaje se precisa que el Gobierno dominicano expresa su profunda preocupación por la falta de respuesta de las Naciones Unidas ante la grave crisis humanitaria, de seguridad y política que afecta desde hace años a Haití. “Desde 2021, venimos instando a la comunidad internacional a responder al llamado de auxilio de las autoridades haitianas, reconociendo el impacto que esta crisis tiene en nuestra región y, en particular, en nuestro país”.
En segundo lugar, indica el documento, O’Neill menciona el tema migratorio, que no guarda relación con el conflicto del canal: “Como hemos expresado en la respuesta al Sr. O’Neill el 29 de junio pasado, no somos responsables de la situación interna en Haití y no es razonable que nuestro país tenga que asegurar el bienestar social de los haitianos”.
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