Por José Escanio Brito
En el momento en que Luis Abinader asume la presidencia del país, en el 2020, ya nuestro país y el mundo empezaba a tener los resultados negativos de una terrible Pandemia como lo es el COVID-19; que forzó a la economía mundial a cerrar sus fronteras aéreas, terrestres y marítimas a fin de evitar los contagios en su población.
Esta situación negativa que represento la paralización del comercio internacional y de la producción nacional producto del COVID-19, el Gobierno de Abinader, sabiamente, la pudo convertir aparentemente en un accionar positivo.
Ni corto ni perezoso aprovechando esta condición negativa que representa la Pandemia y encontrando una economía dominicana saneada con alto nivel de crecimiento, con bajo nivel de inflación y sobre todo con un bajo nivel de endeudamiento, que fueron la bujía que encendieron las chispas para emprender su política de endeudamiento que ha llevado la deuda pública de un 30% del PIB hasta lo que es hoy; rondando el 70% del PIB.
En este contexto, la política implementada por el Gobierno de Abinader consistió en abrir dos ventanillas cuál de las dos más peligrosa: la ventanilla de los prestamos buscando liquidez y que ha dado lugar a un endeudamiento inusual y sin precedente en la economía dominicana; donde se han tomado más de 40 mil millones de dólares en apena 3 años y medio y los que vienen en tránsito, y la ventanilla de las importaciones para evitar la escasez, la cual ha llevado a la quiebra a miles de productores nacionales.
Como podemos ver el gobierno de Abinader ha sido un gobierno de teatro. El Teatro que como dice una canción es un estudiado simulacro de falsedades de querer mostrar que lo que ves es real siendo toda una ficción. Por eso el gobierno ha tenido que invertir mas de 11 mil millones de pesos en publicidad para mantener el teatro.
Ahora vemos como el gobierno de Abinader se sinceriza en su Teatro y propone llevar su próxima juramentación para un nuevo periodo de gobierno al Teatro Nacional olvidando que el poder no es teatral, es solemne.
Esperemos ver hasta donde llegara este Teatro, cuando en los próximos meses el gobierno tenga que hacer frente a los pagos de amortizaciones de intereses y de capital de la deuda pública. Esperemos ver qué sucederá con la tasa cambiaria cuando tanto el gobierno como la Zona Franca y el Turismo empiecen a demandar divisas para cumplir con sus obligaciones.
Esperemos a ver. Me parece que es Teatro.
