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    Sugieren al presidente haitiano que viaje a pies a RD

    Por Germán Reyes

    Santo Domingo.- El decano de los periódicos haitianos, Le Nouvelliste, sugirió al presidente de su país, Jovenel Moïse, que realice un viaje a pies a República Dominicana para que así pueda asumir las lecciones que le han permitido un desarrollo de mayor prosperidad en la isla Santo Domingo.

    El diario hace el planteamiento en su nota editorial para, por un lado resaltar que esas frecuentes visitas de los presidentes a uno y otro lado en ocasión de la toma de posesión de uno de sus mandatarios, nada ha reportado para Haití; y, por el otro, para que entienda que las vías para solucionar los problemas de su país están dentro, no en República Dominicana.

    Un punto de preocupación en las relaciones de Haití y República Dominicana lo constituye la proliferación de inmigrantes indocumentados procedentes de ese país, por lo que fue preciso erogar varios millones de pesos en la ejecución del Plan Nacional de Regularización de Extranjeros (PNRE)

    “Tomaremos a los dominicanos por los santos que no son y perderemos el punto: nuestros errores están en nosotros. El potencial de nuestro éxito también está dentro de nosotros”, precisa.

    La pieza de Le Nouveliste, que elabora el editorialista Frantz Duval, resta importancia a la visita oficial que hará Moïse este domingo a Santo Domingo en ocasión de la toma de posesión del presidente electo Luis Abinader.

    Según observó, “periódicamente los presidentes de los dos países que comparten la isla se visitan por cortesía de un traspaso de poder, rara vez para firmar acuerdos o avanzar en una agenda común”.

    El rotativo se hizo eco de la información que le ofreció la Cancillería de su país para dar cuenta de la visita de Moïse a sus vecinos del Este. En el preprograma disponible hoy, no hay ningún anuncio importante previsto al final de la visita del 16 de agosto de 2020 como no se tuvo durante las reuniones entre Jovenel Moïse y Danilo Medina, el antecesor de Abinader, escribió en su editorial.

    Una relación de “perder perder”

    Declaró que a lo largo de los años, en su relación con República Dominicana, Haití ha desarrollado el hábito de perder partidos. “En los últimos diez años, incluso podemos decir que hemos dejado de jugar en los mismos campeonatos, en las mismas disciplinas o en las mismas categorías que nuestros vecinos”.

    ¿Apátridas? República Dominicana devolvió sus papeles y reconoció como dominicanos a más de 400,000 dominicanos, pero mantiene en el limbo a sus hijos, sin reconocer su situación migratoria. En consecuencia, esos ciudadanos no son dominicanos ni tampoco haitianos

    Citó, de manera específica, los temas en que Haití ha perdido “los mismos campeonatos” que ha jugado con República Dominicana: Economía, migración, seguridad, educación, etc., etc. perdemos en el juego de la isla.

    Por tanto, sugirió que quizás sea el momento de sugerirle al presidente Moïse que comience a cambiar el juego.

    ¿Por qué el viaje a pies?

    A continuación, el texto íntegro del editorial en la parte relativa a la  sugerencia de que el presidente haitiano realice a República Dominicana un  viaje a pies.

    “Para marcar el comienzo de una nueva era, el viaje presidencial a Santo Domingo podría realizarse a pie, de ida y vuelta. Esto permitiría a los funcionarios haitianos tener el tiempo y el ocio para visitar realmente el país que comparte la misma tierra que nosotros. Descubrir lugares y personas.

    A pie, el mandatario tendrá tiempo para comprender el camino recorrido por los dominicanos en cada sector. Trabajo, perseverancia, destreza, filosofía, los resultados obtenidos por los dominicanos solo se pueden apreciar al aire libre.

    El presidente Moïse también debería pasar al menos dos semanas allí, sin contar el tiempo necesario para el viaje. Así pudo conocer a la gente, los actores, los líderes, los hacedores, los trabajadores del milagro dominicano.

    Sin decir una palabra, tendría que jurar escucharlos en silencio; el presidente se tomaría el tiempo para escuchar con atención y ser paciente.

    Quizás un mes sería el tiempo mínimo para pasar allí para absorberlo por completo.

    En su agenda, si el presidente haitiano se reúne con los dominicanos durante el día, tendrá que dejar sus noches para nuestros compatriotas que allí viven. Ellos también tienen mucho que contarle, que enseñarle, sobre empleo, educación, salud, comercio, turismo, etc., etc.

    Entre los dos grupos, el jefe de Estado podría, todos los días, tomarse un poco de tiempo para hablar con los inversionistas extranjeros que están allí. Entendería qué los atrae, cómo los tratamos, esto le permitiría descubrir las fortalezas de nuestros vecinos y sacar en el hueco, para él, nuestros puntos débiles.

    Al final de su estadía, antes de regresar a Haití, el presidente Jovenel Moïse finalmente pudo hablar con políticos dominicanos, funcionarios electos y opositores, viejos y nuevos, para pedirles el secreto de la estabilidad y superarse a uno mismo que son la base de las luchas políticas en este país amigo y vecino, tras los sangrientos juicios del pasado reciente.

    Si esta lenta visita y las múltiples reuniones lograran convencer al presidente haitiano de que solo la búsqueda de lo mejor es el secreto de los dominicanos, Haití ganaría mucho. Incluso se podría esperar que la política de los peores ya no determine de forma sistemática la esencia de las políticas públicas en nuestro país como ha sido el caso durante décadas.

    Si después de las reuniones y el descubrimiento del país vecino, las autoridades haitianas finalmente se dan cuenta de que la batalla principal no debe enfrentar a los haitianos contra un enemigo de dentro, el presidente Moïse puede entonces comenzar a buscar otros combustibles para alimentar el motor de sus proyectos.

    Un país no puede tener a sus nacionales como principales adversarios, señor presidente. El éxito de los dominicanos y el de todos los pueblos del mundo que lo hacen mejor que nosotros, lo demuestran.

    Lamentablemente, esta visita presidencial a República Dominicana corre el riesgo de ser como todas las de funcionarios haitianos, privados y públicos, que ya han estado en países vecinos: la espuma del éxito de nuestros vecinos deslumbrará a la delegación, el sol en el ‘Oriente parecerá más caliente para todos, el éxito será más fácil sin los haitianos.

    Tomaremos a los dominicanos por los santos que no son y perderemos el punto: nuestros errores están en nosotros. El potencial de nuestro éxito también está dentro de nosotros”.

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