Puerto Príncipe, 17 dic (Prensa Latina) El Grupo de Apoyo a Refugiados y Repatriados (GARR) pidió hoy al Estado haitiano poner en marcha programas sociales para ayudar a los más desfavorecidos y limitar la emigración descontrolada.
A propósito del Día Internacional del Migrante, que se celebró el pasado sábado, el coordinador del GARR, Joseph Mike Lysias recordó a las autoridades la necesidad de restablecer la seguridad para generar puestos de trabajo, promover el acceso a los servicios sociales básicos y establecer un plan de reintegración para los migrantes retornados.
La organización estima que al menos un millón 680 mil haitianos viven actualmente en Estados Unidos, República Dominicana, Chile y Canadá.
Los países con comunidades más nutridas de nacionales son Estados Unidos y Dominicana, con 700 mil y medio millón, respectivamente, dijo Lysias en conferencia de prensa este viernes.
Las cifras aumentaron en los años recientes, mientras se incrementa la inseguridad y disminuyen las oportunidades de crecimiento para los haitianos en su país, lamentó.
Sin embargo, en algunas de las naciones, los haitianos son blanco de violaciones de derechos humanos, además de discriminación por su color de piel y su condición migratoria, deploró Lysias.
“Un migrante tiene derechos, aunque esté en territorio extranjero”, afirmó, y denunció que las autoridades dominicanas separen a las familias durante el proceso de repatriación, especialmente tras las tensiones diplomáticas entre las naciones.
Este año creció la cifra de haitianos que intentaban buscar una vida mejor, en medio de las sucesivas crisis sociopolíticas, económicas y de seguridad que sufre el país caribeño.
A mediados de septiembre, al menos 15 mil llegaron a la frontera de Estados Unidos y México, en una de las mayores olas migratorias de los últimos años, y el trato recibido por las fuerzas de seguridad norteamericanas conmocionó al mundo.
A propósito de los sucesos, el primer ministro Ariel Henry aseguró que la migración continuará mientras la mayor parte de la población viva en pobreza, a veces extrema, sin la perspectiva de una vida mejor.
