Un explosivo informe del Grupo de Expertos de las Naciones Unidas revela la participación de la policía haitiana, fuerzas dominicanas y otras en una vasta operación de tráfico de armas que aumenta las capacidades militares de las bandas armadas.
Puerto Príncipe, 28 de junio de 2025 [AlterPresse] — Detrás del meteórico ascenso del poder de fuego de las pandillas en Haití se esconde una realidad escalofriante: las armas que utilizan para enfrentarse al Estado, aterrorizar a la población y extender su influencia provienen, en gran parte, de desvíos de los arsenales oficiales de la Policía Nacional de Haití (PNH) y de la República Dominicana.
Así lo revela una carta confidencial del 9 de junio de 2025 dirigida al Presidente del Consejo de Seguridad por el Grupo de Expertos de la ONU encargado del seguimiento de las sanciones a Haití, cuya copia fue consultada por AlterPresse.
Tráfico endógeno, alimentado por la corrupción
El informe expone las deficiencias internas de las propias instituciones haitianas. Los arsenales de la PNH, supuestamente dedicados a la seguridad pública, se han convertido en fuentes directas de abastecimiento para las redes criminales.
La falta de mecanismos de gestión rigurosos, sumada a la corrupción de algunos agentes, ha propiciado la malversación masiva de fondos. En varias ocasiones, agentes de policía en servicio han sido interceptados con miles de cartuchos destinados a bandas conocidas, especialmente en Viv Ansanm y Kraché Difé.
Se destacan dos casos emblemáticos: un oficial asignado a la Unidad Antiemboscadas del Palacio Nacional arrestado con cerca de 2.700 cartuchos en octubre de 2024, y otro policía arrestado en noviembre cerca del Campo de Marte con 2.400 cartuchos, algunos de los cuales habían sido robados directamente del arsenal central de la PNH gracias a la complicidad de su compañero, empleado como secretario.
La República Dominicana también participó
Pero la complicidad no se limita a la frontera. El informe también señala a miembros corruptos de las fuerzas de seguridad dominicanas, quienes venden armas y municiones a Haití.
Una espectacular incautación en Mirebalais en julio de 2024 —5.000 cartuchos interceptados por un grupo de autodefensas— reveló que este lote provenía de las existencias oficiales de la Policía Dominicana, entregado en 2022 por la empresa italiana Fiocchi Munizioni. Un inventario posterior realizado en la República Dominicana reveló la desaparición de más de 908.000 artículos, incluyendo casi 230.000 cartuchos de 5,56 x 45 mm, muy apreciados por las bandas haitianas.
Armas cada vez más pesadas y sofisticadas
Otro hallazgo alarmante: los grupos armados haitianos se están equipando con rifles calibre .50 y municiones, un salto cualitativo que complica significativamente la labor de las fuerzas del orden. La incautación de un «arma fantasma» —un rifle AR-15 ensamblado a partir de un armazón inacabado— en la comuna de Cité-Soleil ilustra la creciente sofisticación del arsenal de las pandillas.
Este tipo de arma, a menudo importada ilegalmente desde Estados Unidos como repuestos, elude cualquier trazabilidad debido a la falta de números de serie. Según expertos, las incautaciones de este tipo de equipo están aumentando en el Caribe, lo que indica una tendencia preocupante.
Supervisión insuficiente de empresas privadas y misiones diplomáticas.
El informe también advierte sobre el uso de armas por parte de empresas de seguridad privadas, que a menudo están mal reguladas. Ante la falta de una regulación efectiva de sus arsenales, estas empresas se convierten en eslabones débiles de la cadena de control. Incluso las misiones diplomáticas, que importan armas para su propia seguridad, pueden, sin darse cuenta, alimentar un circuito sin supervisión cuando sus contratistas haitianos gestionan este equipo.
El embargo de armas, en teoría, no tiene un efecto significativo en la capacidad de las pandillas para armarse. Dada la magnitud del tráfico y la participación de actores estatales, tanto haitianos como dominicanos, las medidas de control parecen en gran medida insuficientes. El Grupo de Expertos recomienda urgentemente fortalecer la trazabilidad de armas y la gestión de arsenales de la Policía Nacional Haitiana (PNH), así como una cooperación regional más estrecha.
Mientras Haití se prepara para acoger una Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad, el control de armas se está convirtiendo en un desafío central. Sin una limpieza interna, sin romper con las redes de corrupción y sin un compromiso genuino con la transparencia, ninguna misión extranjera podrá contrarrestar de forma sostenible el poder armado de las pandillas.
Una crisis multifacética
La gravedad del desvío de armas es solo un aspecto de una crisis mucho más amplia documentada por el Grupo de Expertos. El informe documenta violaciones sistemáticas del régimen de sanciones, dinámicas territoriales cada vez más agresivas de las bandas y un Estado en gran medida incapaz de asegurar la capital. Detalla los ataques selectivos perpetrados por Viv Ansanm para controlar las últimas zonas fuera de la influencia de los grupos armados, así como la violencia masiva contra la población civil: ejecuciones sumarias, desplazamientos forzados y ataques indiscriminados.
El documento también denuncia graves abusos policiales, como el uso indiscriminado de fuerza letal por parte de la PNH, a menudo sin rendir cuentas. A esto se suma un panorama alarmante de flujos financieros ilícitos: tráfico ilegal de angulas, malversación de fondos en el sector público y extorsión sistemática en instalaciones portuarias controladas por bandas.
Este diagnóstico bien fundado pinta un panorama de colapso generalizado: instituciones infiltradas, una economía paralela en expansión, territorios sometidos a las armas y al crimen organizado y un pueblo haitiano cada vez más abandonado a su suerte.
En este contexto de fallas de seguridad y colapso institucional, los recientes comentarios del presidente del Consejo Presidencial de Transición resuenan como una confirmación interna de esta espiral.
Una alarmante evaluación
El 20 de junio, Fritz Alphonse Jean, presidente del Consejo Presidencial de Transición (CPT), presentó una alarmante evaluación del estado del país y los principales obstáculos para alcanzar los objetivos fijados. Entre la falta de coordinación, los bloqueos administrativos, la inercia estatal y la presión de actores poderosos con segundas intenciones, expuso la flagrante impotencia de un poder de transición sumido en la desesperación.
Fritz Jean afirmó que varios funcionarios, incluidos algunos del estado, habían colaborado a sabiendas con las pandillas o hecho la vista gorda ante ellas por razones económicas, políticas o electorales. Estos grupos armados fueron presuntamente utilizados para eliminar rivales o controlar zonas electorales. Esta declaración se hace eco de las revelaciones del informe de la ONU y refuerza la urgencia de reformar el aparato de seguridad pública de Haití.