Por Santos Salvador Cuevas
Como vía de recreo y turismo, los puertos dominicanos son visitados desde distintos lugares del mundo, así se encuentra anclado en el puerto Don Diego de San Souci, una de las maravillas más notables del universo, el Yate ruso «Flying Fox», que llega atraído por la belleza natural de nuestro país y por la paz reinante.
Ese Yate y su tripulación, debió contar con la seguridad, protección y buen cuidado de las autoridades competentes de República Dominicana, eso como parte de la misma promoción turística que se enmarca en una visión estratégica del desarrollo nacional.
Pero el gobierno dominicano, lejos de entender esa lógica, ha procedido sumándose a la agresión a Rusia, permitiendo a las autoridades de los Estados Unidos la «supervisión» del yate en aguas Dominicanas.
Es decir, pesa más en el gobierno, la sumisión a los gringos que el interés nacional.
De lo que se trata es de pasar de postura diplomática que se limitó a simples palabras, cuando el presidente exigió a Rusia retirar sus tropas de Ucrania, pasando ahora de las palabras a una agresión directa sobre una estructura marítima propiedad de los rusos.
Estamos ante una jugada que ni siquiera es diplomática, sino una torpeza que aleja la fuente principal de ingresos al país, pues el mundo está siguiendo de cerca lo que ocurre en Santo Domingo con el yate de un turista ruso.
Eso por un lado.
Pero, lo que está en juego sobre el globo terráqueo, es un conflicto militar entre las dos superponcias más mortíferas y con más poder de fuego en toda la humanidad. Por tanto, el gobierno del presidente Luis Abinader, está empujando el país a ser blanco de ataque en un conflicto militar del que más del 90% de los dominicanos, ni cuenta se da. Es decir, el gobierno va por un lado (peligroso por cierto), y el país se enrumba por otro lado.
En vez de jugar con candela y meter al país en un berenjenal, el gobierno debe aprender también a ser neutral y no meternos a todos en camisa de 11 varas.
Deje a esos Rusos tranquilo y no nos meta en un conflicto militar de una guerra que puede ser la suya, pero no es una guerra del pueblo Dominicano: Cuele su café claro por favor.