Por Isabel Ginés
Madrid, Nueva Revolución.- Es común escuchar reproches hacia los ateos que celebran la Navidad, usualmente desde sectores muy religiosos que consideran esta práctica una contradicción. Estas críticas suelen expresarse en frases como: “No deberías celebrar la Navidad porque no crees en Dios” o, peor aún, “Si celebras la Navidad, entonces no eres realmente ateo”. Sin embargo, estas afirmaciones son falaces y reflejan una visión reduccionista tanto de la Navidad como de las personas que la celebran. Analicemos por qué.
La Navidad no es solo religión
La Navidad, tal como se celebra hoy, tiene componentes religiosos, culturales y humanos. Para las personas religiosas, puede tener un significado especial relacionado con el nacimiento de Cristo, pero para una gran parte de la población, incluidos muchos creyentes, se ha transformado en una festividad que celebra valores universales como la familia, la amistad, la comunidad y el amor. Estos valores no son exclusivos de ninguna religión; son profundamente humanos y compartidos por creyentes, agnósticos y ateos por igual.
Los ateos que celebran la Navidad no están “traicionando” su postura. Simplemente están disfrutando de una tradición que ha evolucionado más allá de su origen religioso. Si bien no celebran el componente cristiano, sí pueden participar de las reuniones familiares, los intercambios de regalos, la decoración y el disfrute de las festividades. Otro mito que suele surgir es que los ateos exigen reemplazar “Feliz Navidad” por “Felices Fiestas”. Esto no es cierto. Ambas expresiones son perfectamente compatibles. Quienes eligen decir “Felices Fiestas” lo hacen por inclusión, no por rechazo. Es una forma de reconocer que estas fechas coinciden con otras festividades culturales y religiosas, como el Hanukkah o el Kwanzaa.
Sin embargo, que un ateo diga “Feliz Navidad” no debería sorprender ni ofender a nadie. ¿Por qué? Porque para ellos la Navidad no tiene que ver con la fe, sino con la humanidad. Al final, lo que importa es desearle bienestar y alegría a los demás, algo que trasciende cualquier religión. El problema no es que los ateos celebren la Navidad; el problema, para algunos sectores, es que estas personas disfruten de unas fiestas que consideran “propias”. La realidad, sin embargo, es que estas festividades nos pertenecen a todos. La Navidad, en su esencia más pura, celebra valores humanos y universales.
La Navidad no es propiedad exclusiva de los cristianos. Es una festividad que ha sido apropiada y adaptada por diferentes culturas y creencias a lo largo del tiempo. Los romanos celebraban las Saturnales mucho antes de la Navidad cristiana. En este contexto, ¿cómo puede alguien decir que un grupo tiene más derecho que otro a disfrutar de estas fiestas?