Santo Domingo.- El hackeo o secuestro de WhatsApp se ha convertido en un serio problema de seguridad para los usuarios de esta red social, que pone en riesgo las personas afectadas, sus parientes y amigos.
Esta semana fueron víctima de los hackers varias comunicadoras, que eran parte de un grupo de WhatsApp que habría sido intervenido desde la cárcel de La Vega, pero por supuesto, con diferentes niveles de complicidad.
El martes 4 de febrero en horas de la noche, un grupo de piratas informáticos habían logrado un primer objetivo, secuestrar el WhatsApp de las comunicadoras Laura Pérez Rojas, de CDN; Gabriela Melo y Charys Melo de Telecentro; Estefany Acosta, de AN7 y Violeta Ramírez, de Telemicro.
Todas compartían un mismo grupo en la red social.
La meta de los piratas era llegar hasta familiares y amigos de las comunicadoras, a quienes pedirían transferencia de dinero bajo distintas argucias.
La voz principal en este audio es la de otro hacker utilizado por las jóvenes comunicadoras para descubrir la mafia, operación que le costó solo algunas horas.
Entre los hallazgos de la rápida experticia informática, está la identidad de René Fernández, alias Mello Cotice, supuestamente preso en la cárcel de La Vega.
Solo en esa jornada, Mello Cotice y su grupo, conformado además, por otras ocho personas dentro y fuera del penal, habría logrado estafar a varios incautos, acumular un saldo positivo de 325 mil pesos durante la jornada.
El especialista informático usado para seguir el rastro de los hackers mantuvo conversaciones con los individuos, incluyendo algunos de los captadores, utilizados como prestacuentas para recibir las transferencias bancarias.
La experticia puso al descubierto el modo de operar del grupo supuestamente liderado por René Fernández, alias Mello Cotice.
En el caso de las comunicadoras, la víctima cero fue Violeta Ramírez, de Telemicro.
Tras acceder al WhatsApp de la joven, enviaron insistentes mensajes en sus grupos, hasta lograr que otros usuarios enviaran pantallazos, o pantallas capturadas, para de esta forma acceder a los códigos que les permitieran hackear otros números, a los que se introdujeron, solicitándoles un favor.
Stephanny Acosta fue una de las víctimas.
Luego con distintos argumentos, solicitaron dinero, que sería transferido a cuentas de mulas o prestacuentas.
Una de estas personas, una mujer, al verse descubierta identificó a alias Mello Cotice como el jefe de la red a cambio de que la dejaran fuera de las consecuencias legales.
Tres de los miembros del grupo se exhiben en este video con música, aparatos electrónicos y bebidas alcohólicas.
En su conversación con el investigador a través de mensajes de WhatsApp, alias Mello Cotice expresa su intención de dejar la cárcel, que sólo le quedan tres meses de encierro y que no es rico pero que tiene con qué vivir bien.
En esa conversación revela el caso de alguien, al parecer un prestacuentas, que se le habría quedado con 453 mil pesos alegando que le habían bloqueado la cuenta.
La inteligencia policial sigue los pasos de los malhechores.
Los expertos recomiendan proteger su cuenta de WhatsApp con el ajuste de verificación en dos pasos, que obliga a introducir una contraseña y un correo electrónico.
Llama la atención que estafas de este tipo se originen desde el sistema penitenciario, donde al parecer hay pocos controles.