Por Germán Reyes
Santo Domingo.- La Conferencia de Episcopado de Haití emitió un comunicado donde expresa su alarma por el caos, la violencia, los asesinatos, secuestros y la inseguridad generalizada que de manera impune imponen las bandas armadas.
Para los obispos es posible que ese panorama forme parte de un proyecto de aniquilamiento del Estado haitiano para legar su tierra. “¡No a ningún proyecto de aniquilamiento del Estado tendiente a facilitar cualquier agenda contra este pueblo a quien se le lega esta tierra!”, dijeron los religiosos.
La Iglesia Católica, en todos sus niveles, protesta contra los “despreciables” y “escandalosos” ataques contra la Catedral de transición de Puerto Príncipe, la cual fue incendiada por los bandidos.
El comunicado, emitido en francés, le presentamos en español, gracias a una traducción libre.
El mensaje
«¡Oh Dios! ¡Han prendido fuego a tu santuario!… Han invadido tu heredad. ¡Han profanado tu santo templo, la morada de tu nombre! (Salmos 74:7.8; 79:1).

- El deterioro general de la situación en el país nos preocupa cada vez más como pastores de este pueblo que tanto sufre. Hemos alzado tantas veces nuestra voz para interpelar a todos y cada uno de los hijos e hijas de la Patria común, para alertarlos y sensibilizarlos sobre los grandes temas de la actualidad. El miedo, además, ha sumido a algunos en un profundo letargo, mientras otros siguen siendo cómplices de las desgracias de nuestro pueblo: corrupción, pobreza extrema, inseguridad generalizada, secuestros, desconfianza interpersonal son los males a los que se suma la violencia sistémica de las fuerzas armadas, pandillas que declaran la guerra aquí y allá.
- El centro de Puerto Príncipe se ha convertido, en los últimos días, en escenario de violentos enfrentamientos entre bandas armadas ilegales, causando numerosas víctimas entre la asediada población civil, en gran angustia. La propia policía parece indefensa. Situado en el corazón de estas zonas de enfrentamientos, el edificio de la Catedral de transición de Puerto Príncipe se vio gravemente afectado el 27 de julio por «un incendio de origen criminal» que afortunadamente los servicios de bomberos lograron circunscribir para salvar este sacro lugar. Junto a las autoridades eclesiásticas de la Arquidiócesis de Puerto Príncipe, les agradecemos de todo corazón.
- Al notar con profunda tristeza y un sentimiento interior de revuelta la degradación aceptada y en gran medida provocada de la situación del país en su descenso a los infiernos, la CONFERENCIA DE OBISPOS CATÓLICOS DE HAITÍ (CEH) se muestra atónita e indignada ante la impotencia de la autoridad estatal, dejando el campo abierto a bandas fuertemente armadas para realizar todos sus actos premeditados con impunidad. Secuestran, rompen, matan, queman y así desafían a los poderes establecidos que parecen totalmente desbordados por lo que está pasando.
- Nos preguntamos: ¿por qué el Estado no actúa para reprimir con el rigor necesario en el marco de la justicia para poner a salvo a los bandidos? ¿Es imposible cortar las fuentes que proveen de armas y municiones a grupos e individuos, o beneficia a los intocables? Mientras que a los actores de la violencia nunca les faltan recursos y siembran el terror a diario, los agentes de la Policía Nacional en general parecen carecer de ellos y no pueden cumplir su misión con eficacia.
- Cada vez es más imposible invertir con total serenidad en un clima de inseguridad tan generalizada. También observamos con preocupación un aumento considerable del número de personas que huyen del país, en particular de jóvenes que, sin saber ya a qué santo consagrarse y viviendo en una gran inestabilidad, ven la salvación sólo en otra parte. Hoy, más que nunca, necesitamos profundizar en la (solución de esta) crisis que durante tanto tiempo ha minado nuestra vida como pueblo y encontrar soluciones efectivas.
- El estado de derecho vivió un momento de gran decepción; todas las instituciones soberanas son disfuncionales. Proliferan las zonas sin ley y la violencia tiende a ser recurrente y sistemática. Al caer en las esferas donde reinan las pandillas, estos lugares están completamente fuera del control de las autoridades públicas y socavan el principio de indivisibilidad del territorio consagrado en la Ley Madre (cf. Constitución de 1987, reformada, art. 1). Los actores y promotores de la violencia están constantemente reclutando y armando y la policía se debilita día a día. Las rutas de salida de la capital están casi todas bloqueadas, las bandas armadas están en guerra por todas partes. Este estado de cosas pone en peligro el país y la actividad de todos, con excepción de los propios actores de la violencia. Debemos restaurar la autoridad al Estado a respirar un aire de renovación y paz sobre el país.
- Unimos nuestras voces a las de todos los que padecen esta situación y que aspiran a la seguridad y la paz, para exigir la acción inmediata de las autoridades encargadas del estado y el bienestar. ciudadanos. Porque, es urgente trabajar cuanto antes por el desarme de las pandillas, que permita a la Policía Nacional realizar con total libertad y con igualdad de trato sus operaciones contra los actores de la violencia armada o la inseguridad y crear un ambiente de serenidad y confianza. Entre otras cosas, es necesario impedir el cruce de fronteras y la entrada de municiones en el país, arrestar y juzgar a los autores materiales, patrocinadores y promotores de actos que infrinjan la ley. Todos debemos recordar aquí, siguiendo a Edmund Burke, que “lo único que permite que el mal triunfe es la inacción de las personas buenas…”.
- Invitamos a todos, hombres y mujeres de negocios, políticos y estadistas, así como miembros de la sociedad civil a trabajar en sinergia para combatir el flagelo de la inseguridad en todas sus formas. Contribuiremos así al cambio esperado por todos. Ya no podemos seguir viviendo como potenciales víctimas del bandolerismo que reina en el país, ni aceptar como normal la situación en la que nos encontramos hoy. Ya ha llegado el momento de despertar de nuestro letargo, de decir con todas nuestras fuerzas: ¡No a la inseguridad! ¡No al secuestro! ¡No a la legalización, por complicidad, de la actividad de bandas armadas! ¡No a ningún proyecto de aniquilamiento del Estado tendiente a facilitar cualquier agenda contra este pueblo a quien se le lega esta tierra!
- Atacar las instituciones que impiden romper las últimas cerraduras de la ciudad es un proceso cuyo único objetivo es hacer más vulnerable y servil al país. La Iglesia Católica, en todos sus niveles, protesta contra estos despreciables y escandalosos ataques que han afectado o tocado la Catedral de transición de Puerto Príncipe y que nos entristecen profundamente.
La CONFERENCIA DE OBISPOS CATÓLICOS DE HAITÍ se une a las autoridades eclesiásticas y al clero de la Arquidiócesis de Puerto Príncipe para denunciar este acto malicioso. Invitamos a todas las personas naturales y jurídicas, víctimas de esta situación de violencia e inseguridad, a hacer lo mismo asumiendo un compromiso concreto para propiciar el diálogo en este país de Justicia y Paz.
10.-En este trágico momento de la historia de nuestro querido país, necesitamos en particular orar por la intervención todopoderosa de Dios y la maternal intercesión de la Santísima Virgen María, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Por lo tanto, llamamos a todos los fieles a una oración incesante y confiada al Señor por la liberación de Haití.
Dado, en Lillavois, en la sede de la CEH, el 29 de julio de 2022, en memoria de santa Marta, María y san Lázaro”.


