Puerto Príncipe – Cuando un jefe de estado extranjero pisa suelo haitiano, algunos esperan una ceremonia formal. Otros, más conocedores, saben que aquí la hospitalidad adquiere un carácter sobrio, casi monástico.
Así, para recibir la visita del presidente colombiano, nuestros altos funcionarios optaron por un ambiente sobrio: una sala de espera austera, sillones de época, una mesa de cristal tan vacía como la República y, como refrigerio, un coro silencioso de botellas de agua mineral. Sin florituras, sin excesos. Solo lo esencial: Agua Republicana.
El gesto, sin duda cuidadosamente meditado, evoca cierta simplicidad diplomática, una estética de discreción, incluso una economía de protocolo que se ha convertido en sello nacional. Algunos podrían llamarlo negligencia; (el chat) REAL NEWS lo ve más como una forma avanzada de diplomacia discreta, donde la elegancia está ausente.
Mientras tanto, el presidente Petro, claramente acostumbrado a otras formas de hospitalidad, descubre el significado más profundo de la expresión criolla: fè ak sa ou genyen (Conformate con lo que tienes).
En última instancia, este momento quizás pase a la historia no por sus decisiones políticas, sino por su capacidad para ilustrar una nueva forma de hospitalidad de Estado: la pureza embotellada.