Por Fernando de los Santos
En República Dominicana es cada vez más común ver a líderes de gremios turísticos ocupar altos cargos gubernamentales relacionados con el sector.
Este fenómeno, conocido como «la puerta giratoria», no es exclusivo del turismo, pero en esta industria en particular su impacto y frecuencia son notables.
Los presidentes de gremios como la Asociación Nacional de Hoteles y Turismo (Asonahores) o la Asociación de Propietarios de Hoteles de la Región (APHR), presidentes de asociaciones de guías turísticos, vendedores turísticos, por ejemplo, a menudo se convierten en ministros, viceministros o directores de instituciones clave.
Esta transición plantea una serie de ventajas y desventajas que merecen un análisis profundo.
Ventajas de la transición
El principal argumento en favor de esta práctica es que estos líderes poseen un conocimiento profundo y de primera mano de la industria. Han vivido sus desafíos, conocen sus oportunidades y tienen una red de contactos invaluable. Esta experiencia les permite tomar decisiones más informadas y efectivas, evitando políticas que puedan dañar al sector.
Conocimiento técnico: Un exlíder gremial no necesita un largo periodo de adaptación para entender las complejidades del sector. Saben qué necesita la industria para crecer, desde la promoción internacional hasta la inversión en infraestructura.
Credibilidad y confianza: Su nombramiento genera confianza tanto en el sector privado como en los inversionistas. La industria siente que tiene a alguien que la representa genuinamente en el gobierno, lo que facilita el diálogo y la colaboración.
Red de contactos: Estos líderes ya tienen una relación establecida con los principales actores del turismo, tanto a nivel nacional como internacional. Esta red acelera la implementación de proyectos y la resolución de conflictos.
Desafíos y críticas
A pesar de sus beneficios, la transición de líder gremial a funcionario público no está exenta de críticas. La principal preocupación es el posible conflicto de intereses. Un exlíder gremial podría favorecer a los grupos que representaba en el pasado, lo que podría ir en detrimento del interés público o de otros subsectores.
Conflicto de Intereses: ¿Puede un ex-hotelero que ahora es ministro tomar decisiones que beneficien al país en su conjunto, incluso si eso perjudica a su antiguo gremio? Esta es una pregunta central. Se teme que las políticas se inclinen hacia los intereses de los grandes grupos empresariales en lugar de buscar un desarrollo turístico más equitativo y sostenible para toda la nación.
Representación limitada: Los gremios turísticos, aunque poderosos, no representan a todos los actores del sector. Los pequeños y medianos empresarios, los guías turísticos, los artesanos y las comunidades locales a menudo no tienen una voz tan fuerte en estos gremios. Si el funcionario proviene de un gremio, su visión podría ser sesgada y dejar de lado las necesidades de estos grupos.
Riesgo de Endogamia: Si los mismos líderes circulan entre el sector privado y el gobierno, se crea un sistema cerrado que podría limitar la entrada de nuevas ideas y perspectivas. La innovación y la diversificación pueden estancarse si las políticas siempre provienen de los mismos grupos.
Conclusión
El nombramiento de líderes de gremios turísticos en puestos gubernamentales es una espada de doble filo.
Si bien su experiencia y conocimiento pueden ser un activo invaluable para el desarrollo del sector, es crucial establecer mecanismos de transparencia y rendición de cuentas que mitiguen los posibles conflictos de intereses.
La sociedad debe vigilar que las decisiones tomadas por estos funcionarios beneficien al país en su totalidad y no solo a los grupos de poder que una vez representaron.
La ética y la visión de servicio público deben prevalecer sobre cualquier lealtad previa para garantizar un desarrollo turístico sostenible y equitativo para todos.