Por Germán Reyes
Santo Domingo.- La deserción masiva de sus miembros han dejado a la Policía haitiana en desbandada ante el avance de las bandas armadas que al parecer tienen el control metro a metro de todo el territorio, según reportan los medios de la capital, Puerto Príncipe.
En el sector Martissant, a la salida Sur de Puerto Príncipe, el 13 de marzo de 2021 las bandas mataron cinco policías, retuvieron los cadáveres y un tanque de guerra. Fue la acción con la que demarcaron esa como su área de control, su soberanía en ese sector. Desde entonces, ciudadanos civiles o policías que se atrevan a cruzar por ese sector para salir o entrar a la capital se exponen a ser secuestrados o muertos por los vándalos.
Luego, en el mismo Martissant, en diciembre pasado, las gangas echaron a la Policía luego de incendiar la Comisaría para después ocuparla hasta hoy en día.
Hace casi cuatro años, durante el período del 13 al 17 de noviembre de 2018, la población de La Saline había conocido el infierno.
“Hombres, mujeres, niños pequeños fueron brutalmente asesinados. Ante la mirada impotente de sus familiares, las víctimas fueron asesinadas con cuchillos, machetes, hachas y armas de grueso calibre. Los cuerpos de las víctimas eran luego dejados al aire libre para ser devorados por perros y cerdos para los que no estaban carbonizados, refirió el periódico haitiano Le Nouvelliste.
Mientras hoy en día, los perpetradores y patrocinadores de los crímenes atroces de La Saline siguen realizando sus actividades en La Plaine du Cul-de-Sac (la llanura sin salida, desde Puerto Príncipe hasta la frontera con República Dominicana). En esa zona se han contabilizado decenas de muertes en casi las mismas condiciones que La Saline.
El balance de enfrentamientos entre bandas en Butte Boyer, Croix-des-Missions y sus alrededores asciende a 148 muertos según la Red Nacional para la Defensa de los Derechos Humanos (RNDDH).
La deserción de policías
Ese cuadro sombrío genera impotencia en no más de un haitiano. Incluso, sectores de la Iglesia Católica llamaron a una movilización popular para reclamar acciones de parte de las autoridades, a quienes acusan de permanecer indiferentes ante ese dramatismo.
En las filas de la Policía el impacto se traduce en una estampida, según han informado las mismas autoridades.
Por tanto, el director general interino de la Policía Nacional de Haití (PNH), Frantz Elbé, admite que no puede retener a los miembros que se sienten obligados a abandonar la institución “por la situación sociopolítica del país”.
“Se han devuelto al Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) 5622 cheques por un total de 108 millones 978 mil 183 Gourdes. También se entregan tarjetas de débito por valor de varios millones de Gourdes al Banco Nacional de Crédito (BNC). En este caso se trata de 1313 tarjetas de débito asignadas por el BNC que no tenían tomadores”, reveló Elbé.
En esta etapa, la institución policial se ve privada de sus mejores elementos. Las inversiones realizadas por el Estado haitiano, en la formación de policías en el exterior, son consideradas iniciativas perdidas, dijo el jefe de la Policía.
El oficial informó que debido al bandolerismo instalado en Puerto Príncipe es de lamentar que muchos de desertores, policías que huían del terror de las bandas, optaron por el tráfico marítimo entre la capital y Carrefour.
“La Autoridad Portuaria Nacional (APN) acoge diariamente a un nutrido grupo de policías que van y vienen por mar. Una realidad deprimente, indigna de una fuerza del orden que pretende restaurar la paz, pero obligada a batirse en retirada por la supremacía de las pandillas”, declaró el jefe de la Policía de Haití.
