Por Miriam Burgués
Madrid, 4 jul (EFE).- Se han formado en universidades españolas durante este curso y, aunque el retorno a su país se va a retrasar por la COVID-19, un centenar de jóvenes marroquíes podrá desarrollar proyectos empresariales en su lugar de origen gracias a un programa pionero de España financiado por la Unión Europea (UE).
La «belleza» del proyecto «Generaciones Jóvenes como Agentes de Cambio» (YGCA, por sus siglas en inglés) es que está pensado para «enriquecer la economía local» con un plan específico de reintegración laboral en Marruecos, explica a Efe Coral Martínez, directora del Servicio español para la Internacionalización de la Educación (SEPIE).
El SEPIE, adscrito al Ministerio de Universidades, coordina el proyecto en colaboración con el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones de España, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de la ONU y tres ministerios marroquíes: Ministerio delegado cerca del de Asuntos Extranjeros y Cooperación Internacional; de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones y de Educación Nacional, Formación profesional y de Educación Superior e Investigación Científica.
Del presupuesto de algo más de 2,6 millones de euros destinado a YGCA, un 95 % proviene de la UE y el 5 % restante lo aporta el SEPIE.
Los 98 jóvenes seleccionados han cursado, en una veintena de universidades españolas, másteres de un año de duración en ámbitos considerados «estratégicos» para Marruecos en términos de inserción laboral y desarrollo de proyectos de emprendimiento.
«Son todos excepcionales», destaca Martínez sobre los estudiantes, que superaron un «duro» proceso de selección.
Todos tienen que presentar como TFM (trabajo de fin de máster) el proyecto empresarial que quieren poner en marcha a su regreso a su comunidad de origen en Marruecos.
Un panel de expertos ajenos al SEPIE los evaluará y las mejores propuestas serán premiadas con una ayuda suplementaria de 10.000 euros cada una.
La vuelta a Marruecos para poner en marcha esos proyectos se va a retrasar respecto al calendario inicial debido a los efectos de la pandemia del coronavirus, ya que algunos alumnos todavía tienen pendientes prácticas presenciales en laboratorios u otras instalaciones que han estado cerradas.
Además, las circunstancias extraordinarias provocadas por la COVID-19 han obligado a ampliar tres meses la duración del YGCA, hasta el 31 de marzo de 2021.
MÁS MOTIVADA E INSPIRADA QUE NUNCA
Regresar a casa «más motivada e inspirada que nunca» es el siguiente paso para Yasmine Maghnouj, que ha cursado un máster en Rehabilitación Arquitectónica en la Universidad de A Coruña.
Dice a Efe que volverá «armada de todas las herramientas técnicas y teóricas adquiridas» en España gracias a profesores «muy competentes» para desarrollar «un proyecto de interés socioeconómico adaptado a la sociedad marroquí actual».
La propuesta de Maghnouj está orientada a la rehabilitación de edificios y sitios del «rico y diverso» patrimonio de Marruecos, apoyándose en el «retorno a técnicas de construcción ancestrales» y en materiales locales «respetuosos con el medioambiente».
Y quiere empezar con el proyecto que ha inspirado su TFM: un plan de rehabilitación de la iglesia de San José de la ciudad de Larache para convertirla en «un museo del patrimonio cultural español».
Su idea es aportar «valor añadido» al barrio en el que se encuentra la iglesia estimulando la actividad turística, «generando trabajo para algunos lugareños» y permitiendo el desarrollo de otros proyectos de restauración de edificios vecinos «que sufren daños importantes».
Muy satisfecha con su estancia en Galicia, Maghnouj nunca pensó que integrarse en un país extranjero «sería tan fácil», aunque le ha costado acostumbrarse al confinamiento impuesto por la pandemia.
«¡No os podéis imaginar lo frustrante que es estar encerrado en un país tan vibrante como España!», confiesa.
UN HISPANISTA CON MUCHAS GANAS DE EMPRENDER
El confinamiento ha perjudicado a estos estudiantes al privarles del «contacto personal con docentes y compañeros», como señala a Efe Anas Fathouni, que ha realizado el máster de Traducción Profesional de la Universidad de Granada, una de las más prestigiosas en esta materia a nivel europeo.
«En el aula uno aprende a nivel académico y también personal», subraya.
No obstante, la pandemia le sorprendió «en la recta final» de sus clases presenciales, que terminaron en marzo, y las prácticas las ha podido hacer de forma telemática, ya que está traduciendo documentos para el vicerrectorado de la universidad.
Fathouni estudió lengua y filología hispánica en su país, además de otro máster de traducción, y tenía la idea, desde hace tiempo, de emprender en Tetuán, que «es hija de Granada, como se suele decir».
Su proyecto consiste en montar allí una empresa de traducción literaria, especializada en narrativa y poesía, y «dependiendo de cómo funcione el mercado», porque en el sector «hay mucha competencia», se podría ampliar a otras regiones.
«El hispanismo no se limita al norte de Marruecos, también existe en Fez, Casablanca y Rabat», recuerda.
APRENDER ESPAÑOL Y TECNOLOGÍA ALIMENTARIA
A diferencia de Fathouni, Hafsa Elmsiken no tenía un nivel tan alto de español al llegar a España y lo ha podido mejorar gracias al curso incluido en el proyecto YGCA y a que ha compartido piso con estudiantes de habla hispana procedentes de México y Perú.
Para ella, que también es de Tetuán, es su primera vez en España y ha cursado un máster en Avances en Calidad y Tecnología Alimentaria en la Universidad de Granada.
Terminó sus clases presenciales en febrero y la pandemia ha sido «positiva», admite a Efe, porque ha podido «dedicar mucho tiempo» a preparar su trabajo de fin de máster, que pretende ser una guía para mejorar la calidad del aceite de oliva de las almazaras marroquíes.
Su proyecto empresarial va por otro lado y se remonta a cuando estaba estudiando en Marruecos y tenía una materia que trataba «de la valoración de los usufructos de las empresas alimentarias».
Elmsiken aspira a montar una empresa o entidad que valore los productos que desechan las industrias alimentarias y que pueden ser «reutilizados y vendidos» en otros sectores como el cosmético y el agrícola.
«Creo que mi idea es muy novedosa, no hay muchas empresas que trabajen en este ámbito de los usufructos (en Marruecos) y en mi zona no hay ninguna», apunta.
DESARROLLO PROFESIONAL Y PERSONAL
Desarrollo profesional y personal han ido de la mano en el caso de Zakaria Bouassa, estudiante de un máster de Postproducción Digital en el campus de Gandía de la Universidad Politécnica de Valencia.
Afirma a Efe que está «realmente impresionado» con la preparación de la universidad para pasar de clases presenciales a virtuales a causa de la pandemia y detalla que ha podido seguir las materias y contactar con los profesores «sin dificultades».
La obligación de «quedarse en casa» impuesta por el virus le ha ayudado a conocer mejor a sus compañeros de piso, estudiantes Erasmus con los que habla la mayor parte del tiempo en español para practicar el idioma.
Bouassa asegura que el máster le ha dado «las herramientas necesarias» para poner en marcha a su vuelta a Marruecos una agencia que provea de «soluciones audiovisuales creativas» a compañías que quieren «maximizar sus audiencias».
Quiere aplicar todo lo que ha aprendido sobre campañas de publicidad digitales y efectos visuales y realidad virtual, y tratará de instalarse en una ciudad grande como Rabat o Casablanca, donde «hay más oportunidades» de encontrar clientes para los servicios que piensa ofrecer. EFE