Puerto Príncipe, Rezo Nòdwès. — Un nuevo episodio de violencia extrema ha azotado la capital, donde al menos 49 personas han muerto desde el lunes hasta el pasado miércoles, día 10 de diciembre de 2025, según el Comité para la Paz y el Desarrollo.
El estallido de violencia también enfrenta a una facción disidente con la coalición Viv Ansanm (Vivir juntos), que se había presentado como una fuerza estabilizadora entre las bandas desde 2023.
Entre las víctimas se encontraban 19 pandilleros, 10 niños reclutados a la fuerza y un hombre de unos sesenta años alcanzado por una bala perdida.
Varias mujeres, compañeras de pandilleros, fueron ejecutadas por el grupo Krache Dife mientras buscaban atención médica para los heridos.
La muerte de «Dèdè», figura importante de Bel-Air, quien fue decapitado, y las heridas del líder Kempes Sanon —descrito por la ONU como uno de los artífices de la consolidación del poder criminal en Puerto Príncipe— presagiaron una violenta reorganización en la que surgieron dos nuevos nombres: Jamesly y Ti Gason.
La coalición Viv Ansanm, ya designada como organización terrorista extranjera por Estados Unidos, se está desintegrando bajo los golpes de sus propias facciones. Los observadores no descartan una intensificación de los combates en una capital donde más del 90% del territorio permanece bajo control armado.
Mientras Puerto Príncipe se hunde cada vez más en una espiral de inseguridad, un segmento de la clase política prosigue sus esfuerzos en el extranjero.
La creciente violencia en Haití se ha cobrado la vida de al menos 150 personas en la capital, Puerto Príncipe, durante la última semana (entre los días 12 y 19 de noviembre de 2025), según Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
Alix Didier Fils-Aimé se encuentra en Nueva York, repitiendo el mismo ritual diplomático iniciado en 2021 por Ariel Henry: solicitando, explicando, persuadiendo, como si la retórica pudiera compensar las condiciones materiales de un Estado colapsado.
Desde 2021, el leitmotiv ha sido claro: no hay elecciones viables sin seguridad.
Sin embargo, Fils-Aimé trabaja activamente para defender un calendario electoral impuesto por la fuerza, en un contexto donde la población lucha por sobrevivir a enfrentamientos mortales y al hambre generalizada.
Sus ambiciones revelan la tentación de reproducir un modelo de poder concentrado, similar a la figura de un primer ministro autoritario, un legado controvertido de la era Henry.
La violencia se produce a menos de dos meses del fin previsto del gobierno de transición, que debía entregar el poder a principios de febrero, en un momento en que las instituciones ya están desestabilizadas por el control de las bandas y la ausencia de una autoridad pública operativa.
El acceso a las zonas afectadas sigue siendo imposible, lo que genera temores de que aumente el número de muertos y de que miles de civiles, confinados y privados de suministros, se vean atrapados en esta nueva espiral
