En la década del 70, cuando la izquierda era numerosa, potente y aguerrida y luchaba en condiciones desiguales contra un régimen criminal y despótico, había una consigna que decía:” Luchar con ventaja, con razón y sin sobrepasarnos”.
Contrario a aquel escenario en que la izquierda estaba en desventaja, que tenía razón para su lucha y que muchas veces se desesperaba, hoy puede servir de orientación esa consigna: ahora El Cambio tiene la ventaja para ganar, la para hacerlo pero debe cuidar de no sobrepasarse. Sin descuidar ningún flanco en el terreno electoral, tiene que administrar con inteligencia y razón esa ventaja que dispone. Y entre esa ventaja está la debilidad del peledeismo dividido, agotado y desesperado que los empuja a su último coletazo en su agonía.
Tal es el descalabro que la confianza de ello en una posible victoria electoral no la garantizan sus votos a ningún nivel de elección, ni la vislumbra como posibilidad su principal jefe político, Danilo Medina, como lastimosamente revelara en la reunión peledeistas del pasado jueves, cuando rogó esfuerzos y disposiciones ” para siquiera” preservar la mayoría en el Senado.
Si sólo fuera Danilo quien expresara ese pesar, y su lamento es justificado a futuro, donde si necesitará del amparo de cualquier rezo, para los peledeistas de la base, la realidad es otra. Estos que sólo tienen el estigma del abusivo y vergonzante favoritismo oficial que no le alcanzó ni para mudarse del barrio, saben que su situación será muy diferente a partir de ahora, ellos que tienen que sobrevivir a la crudeza material de una derrota piensan con razón y actuarán sin sobrepasarse.
Y es por eso que muchos que eran osados en la compra de votos para torcer la voluntad popular, ahora saben que eso no le servirá. En cambio, y tengo testimonios de eso, ya hay la disposición a manejar esos recursos con otros propósitos.
Por eso, muchos están pensando que ese dinero de la compra de votos es ” su liquidación”. Que con algo deben quedar porque seguirán en el barrio, y tampoco se van a ” sobrepasar” arriesgándose a una posible aventura en la mesa electoral donde la mayoría de los votantes va a expresar con firme y unificadora decisión que “El Cambio Va y el PLD se va”.
El próximo 5 de Julio será el nuevo sacudimiento con que el pueblo dominicano inicia una etapa de superación, tal como lo hicieron en 1961 aquel trío compuesto por Ángel Miolán, Nicolás Silfa y Ramón Castillo tras el ajusticimiento del dictador Rafael Leonidas Trujillo.
Tanto en aquel 5 de Julio como en este hay un hilo conductor tejido por el peñagomismo, y un propósito común: Primero la Gente.