Por Germán Reyes
Santo Domingo.- En medio de un ascendente movimiento político, social y religioso que reclama su salida del poder el próximo día siete de febrero, el presidente de Haití, Jovenel Moïse, en un aparente grito de impotencia reconoció que “el mayor problema que enfrenta actualmente la población es la inseguridad y el secuestro”.
Recurrió a la colaboración de la población para detener “la infernal máquina de la inseguridad”.
Moïse dirigió un mensaje de una hora por las distintas plataformas digitales en reacción al reclamo de que deje el poder el mes próximo en ocasión de supuestamente cumplir los cinco años del mandato constitucional para el que fue electo y, de esa manera, viabilice un régimen transitorio que convoque las elecciones que le sustituyan y, por igual, facilite la selección de parlamentarios, alcaldes y demás autoridades sujetas al voto popular.
Las iglesias católica y protestante, partidos opositores y la mayoría de medios de comunicación y profesionales de distintas disciplinas, entre otros sectores, han declarado su rechazo a la forma presuntamente dictatorial con la que Moïse ejerce el poder.
Constituye un reclamo bastante generalizado que, según las proclamas, pretende desembocar el día siete de febrero con acciones contundentes dirigidas a producir la salida del poder del presidente haitiano.
Reacciona con la fuerza
El presidente haitiano rechazó el reclamo de que abandone el país el próximo siete de febrero y reiteró que será en esa misma fecha, pero de 2022, cuando cesaría su mandato.
Dijo, asimismo, que instruyó a la Policía, los ministerios de Interior y de Justicia, para que estén alerta ante las protestas opositoras desde antes, durante y después del próximo día siete de febrero.
“El estado de derecho debe ser respetado en todo el territorio nacional”, señaló.
Asimismo, invitó a los actores de la oposición a “no nadar en aguas revueltas”.
Moïse pidió a las autoridades competentes que detengan a los «tigres» que, a su entender, “impiden que la gente viva en paz”.