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    El periodismo y la locución están de luto por la partida de Mildress

    Por Obispo Figuereo

    Desde muy joven conocí a la periodista Mildress Santa Reyes.

    En su adolescencia la veía en las calles de su pueblo natal, Vicente Noble, exigiendo calles, aceras y contenes.

    Luego se dirigió a Santo Domingo e ingresó a la Universidad Autónoma de Santo Domingo, graduándose de comunicación social. Allí también se identificó con los más sanos intereses del pueblo dominicano. Dejó la ciudad capital y regresó a su pueblo.

    Durante muchos años produjo y condujo de 8 a 12 del mediodía, en Radio Enriquillo, Tamayo, el programa La Ronda, dirigido a las mujeres. Era difundido de 1:00 a 1:30 de la tarde. Era orientado a niñas y niños.

    Con José Corniell y Mildred Santa nos tocó producir y conducir durante un tiempo el programa El Enlace de la mañana. Corniell y Mildred en cabina y quien escribe con la unidad móvil para transmitir desde el exterior de la estación.

    En Mildred se sintetizaban tres cosas: su capacidad para hacer química con las mujeres y los niños que escuchaban los programas, su profesionalismo y su honradez.

    Hasta la hora de su muerte, Mildred Santa fue encargada del Departamento de Prensa de Radio Enriquillo.

    Nunca, nunca permitió ser arrastrada por el periodismo mercantil. Es que sus valores de integridad los tenía muy bien adentro, inculcados por sus progenitores.

    Tengo el corazón roto

    Al diagnosticarle cáncer a Mildred, le visité a su casa. Al verla me desplome en llantos, y ella me enfrentó diciendo: «Mire cojollo, aquí no venga a gritar. Cobarde. Tú no sirve ´pa´ la guerra´.

    Luego, me obligó a cenar junto a ella en la mesa y me dijo mientras me miraba fijamente a los ojos: «Voy a morir y quiero que tu organices para que me entierren con las canciones de protesta de Enrique Feliz». Se trató de una misión que no pude cumplir, pues en el momento de su partida yo me encontraba en Santo Domingo en asuntos profesionales.

    Quien me informó de su muerte me dijo que sería sepultada este miércoles, día 19 de junio de 2024. Acto seguido, regresé a Tamayo la noche de ese martes, día 18 y me informaron que ya había sido sepultada en horas de la tarde.

    El perdón

    ¡Pido perdón a Mildred en el justo lugar donde Dios la tiene!, lo mismo que a sus familiares y habitantes de Vicente Noble, por no poder haber cumplido con la encomienda puesta en mí por la hermana Mildred.

    ¡Valla mi solidaridad a su esposo y amigo mío Roldán y a sus tres hijos!.

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