Santo Domingo.- El gobierno entregó a los campesinos del entorno de la presa de Monte Grande títulos de tierras pedregosas, dañadas por los huracanes, sin aguas y sin sanear, de manera que se dificultaría el desarrollo de la agricultura.
El sábado, día 30 de agosto de 2025, acudieron a Centro Poblado José Paliza, secretario de la Presidencia y Olmedo Caba, director del Instituto de Recursos Hidráulicos (Indrhi).
En la ocasión, Paliza y Caba entregaron RD$46 millones por concepto de indemnizaciones a 63 parceleros y 55 títulos de propiedad a productores vinculados al proyecto Múltiple Presa de Monte Grande.

Con los 46 millones de pesos se pagaron 600,000 a quienes les reconocieron 20 tareas y 900,000 a quienes les reconocieron 30, en ambos casos, de las propiedades damnificadas para dar paso a la construcción de la obra.
En ese pago se actuó con injusticia, toda vez que dejaron fuera de beneficios a una gran cantidad de campesinos.
El dirigente de los productores del entorno de la presa de Monte Grande Santo Esteban Ferrera declaró que se negó a recibir pagos ni títulos porque no favorece ese proceder violador de los acuerdos firmados
De acuerdo con los datos que aportan los campesinos, en la comunidad de Los Güiros a 82 se les afectaron sus cultivos para construir la presa; 86 de San Simón; 52 de La Meseta y 152 a los de Monte Grande. “Los campesinos a quienes se nos enagenaron nuestras tierras ascendemos a más de 400”, dijo Santo Esteban Ferrera.
Menos tareas y títulos sin tierras
Los títulos de las tierras forman parte del componente Económico del proyecto Múltiple de la Presa Monte Grande, que también incluyó otros componentes como 390 viviendas.

El compromiso, asumido previamente en documentos rubricados por el director del Indrhi) incluyó una cantidad de 30 tareas por cada parcelero.
Los títulos entregados a los parceleros solo contemplan una cantidad de diez tareas en un terreno sin sanear, de manera que nadie sabe dónde están las tierras que les corresponden.
Esas tierras no sirven
Sin embargo, el máximo líder de los parceleros de las cuatro comunidades afectadas por la construcción de la obra, Santo Esteban Ferrera, aseguró que esas tierras no son aptas para el cultivo.
“Las lluvias de ciclones arrastraron piedras y otras malezas sobre esas tierras que hoy en día no son aptas para el cultivo de ningún rubro agrícola”, aseguró Ferrera.