Santo Domingo.- El Bloque Popular Jesús Adón urgió la firma de un pacto que posibilite la aplicación de reformas democráticas que contribuyan a la democratización real de la vida política nacional.
En una declaración escrita, la organización reclama dejar atrás el pasado autoritario y presidencialista, heredado de la cultura trujillista del ejercicio del gobierno “y colocarnos en el camino de la transición democrática que por tantos años ha sido bloqueada por las fuerzas conservadoras”.
El planteamiento fue sugerido a los candidatos que terciarán en las próximas elecciones municipales de este mes, así como a los que participarán en las presidenciales y congresuales de mayo próximo, según se hace constar en un documento que reproducimos a continuación.
“El bloque Popular “Jesús Adón” integrado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH-RD), el Movimiento de Mujeres Trabajadoras (MMT), el Congreso Cívico, el Frente estudiantil Flavio Suero (FEFLAS), el Movimiento de Trabajadores Independiente (MTI), Juventud Caribe (JC), la Corriente Magisterial Juan Pablo Duarte (C.M.J.P.D) y el Frente Universitario Renovador (Fur), respecto al pacto para las elecciones solicitado a gran voz por diferentes sectores de la sociedad dominicana, informa la opinión publica dominicana de lo siguiente:
El sistema político y la vieja institucionalidad en que se ha sustentado el mismo han hecho crisis y están cada vez más cerca del colapso. Es de conocimiento de todos los actores políticos y sociales de nuestro país que la causa de esa crisis reside en que la renovación política e institucional y las reformas democráticas que esa renovación demandaba y sigue aun demandando, nunca se han acometido con seriedad y disposición de hacerlas.
Por el contrario, se han postergado a lo largo del tiempo y las modificaciones que se han hecho en distintas coyunturas, se han limitado a un simple cambio en la fachada, mientras los cimientos del viejo orden se han mantenido en pie.
En medio del presente proceso electoral, cuando se abre la posibilidad de un cambio de gobierno y consecuentemente la creación de un nuevo ambiente político; y se prevé el advenimiento de un Congreso Nacional con una representación más diversa y políticamente más plural; la coyuntura se torna más propicia y oportuna para plantear con renovados bríos las demandas de reformas democráticas que contribuyan a la democratización real de la vida política; a suplantar la vieja y decadente institucionalidad por unas instituciones estatales renovadas en su esencia, fuertes y capaces de cumplir el papel que el marco jurídico y constitucional de la nación les asignan; y como consecuencia de esto, el surgimiento un Estado democrático y soberano, como más legítima encarnación la República y de los hombres y mujeres que la forman.
Sería demasiado extenso enumerar la larga lista de medidas trascendentes que merecen ponerse en práctica para dejar atrás el pasado autoritario y presidencialista, heredado de la cultura trujillista del ejercicio del gobierno y colocarnos en el camino de la transición democrática que por tantos años ha sido bloqueada por las fuerzas conservadoras.
Por eso nos limitamos en esta oportunidad a reclamar de los candidatos presidenciales y vice presidenciales, lo mismo que los aspirantes a diputados y senadores, que se comprometan solemnemente ante el país con los puntos básicos siguientes:
1.- La Independencia del poder judicial, de forma tal que el mismo deje de ser un instrumento del partido en el poder y, en cambio, alcance su autonomía respecto al gobierno central, sin lo cual la justicia nunca podrá garantizar la aplicación de las leyes y, por vía de consecuencia, la impunidad seguirá siendo como siempre ha sido, el caldo de cultivo por excelencia de la corrupción y el crimen.
2.- Combate frontal a la corrupción que, con el favor de la impunidad prevaleciente, se ha enseñoreado en el aparato estatal así como en las demás esferas de la vida nacional.
3.- Respeto irrestricto a la libertad sindical, como reconocimiento al derecho que tienen los trabajadores y empleados a la libre organización con fines pacíficos y reivindicativos. Igualmente, garantía de que serán respetadas las conquistas y reivindicaciones que los trabajadores han obtenido con su lucha.
4.- Aplicación de una política de defensa y protección a los recursos naturales, patrimonio inalienable de la República, así como al medio ambiente con todos los componentes que lo forman.
5.- Compromiso solemne con una política dirigida a poner fin a toda forma de discriminación, violencia y agresión contra la mujer y de cumplimiento del principio de la igualdad de derechos entre los géneros.
6.- Convocar una Constituyente, con delegados expresamente electos para esos fines por votación popular, que culmine con la promulgación de la nueva Carta Magna que sirva de marco jurídico a todas las reformas necesarias para cumplir con la transición democrática históricamente pendiente desde los tiempos de la fundación de la Republica.
Esa transición que el patricio Juan Pablo Duarte y sus compañeros, así como los luchadores de las diferentes generaciones no han podido ver cumplida y está ahí ante nosotros como un solemne desafío para que los patriotas y demócratas de hoy la culminemos felizmente y rindamos honor a Duarte y a todos quienes han combatido por una República libre y soberana, moralmente digna y políticamente democrática, de la que sus hijos tengan razones de sobra para sentirse orgullosos y nunca avergonzados ante los ojos del mundo».