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    Drones o el colapso total del Estado haitiano

    Por Patrick Prézeau Stephenson

    Puerto Príncipe, Rezo Nòdwès.- Durante demasiado tiempo, los 11 millones de habitantes de Haití han sido rehenes de bandas fuertemente armadas que imponen su ley a través del terror. Más de 5.600 personas han muerto, más de un millón han sido desplazadas y Puerto Príncipe parece una zona de guerra donde los criminales ejercen más poder que el Estado [1]. Frente a esta amenaza existencial y con medios miserables, la Policía Nacional de Haití (PNH) adoptó una estrategia audaz: el uso de drones kamikaze para atacar bastiones de las pandillas.

    Adaptación a la guerra asimétrica

    En la mayoría de los países, la lucha contra el crimen organizado depende de organismos policiales bien equipados, apoyados por un sistema judicial funcional y una cooperación internacional eficaz. En Haití, la PNH se enfrenta a una guerra asimétrica. Bandas como 400 Mawozo, Kraze Baryé o Gran Ravine tienen armas de guerra, controlan puertos, carreteras estratégicas y aterrorizan a la población mediante secuestros, extorsiones y masacres.

    Desarmada frente a estas milicias sobreequipadas, la policía haitiana tuvo que innovar. Los drones suicidas, cargados con explosivos y pilotados con precisión, hicieron posible atacar bases de pandillas sin involucrar directamente a las fuerzas del orden en un combate suicida. Según varios informes, estos ataques ya han causado decenas de pérdidas en las filas criminales y han desbaratado sus redes operativas.

    Una elección estratégica y moralmente justificada

    Algunos observadores podrían sentirse ofendidos al ver a la policía utilizar drones armados como herramienta de represión contra las pandillas, pero la realidad haitiana no deja otra opción. Estos grupos criminales no se limitan a extorsionar y matar: queman barrios enteros, atacan comisarías de policía y desalojan a decenas de miles de familias.

    El uso de drones ayuda a reducir las pérdidas de las fuerzas del orden y al mismo tiempo debilita a las pandillas en sus zonas atrincheradas. No se trata de un enfoque indiscriminado, sino de una respuesta proporcionada y táctica a un problema que va más allá de la delincuencia común y se asemeja al terrorismo urbano.

    Un precedente mundial en la guerra contra el crimen

    Haití no es el primer país que utiliza drones en la lucha contra grupos criminales o terroristas. En Irak y Siria, Estados Unidos y sus aliados han utilizado esta tecnología para atacar objetivos del Estado Islámico. En México, los propios cárteles han comenzado a utilizar drones con trampas explosivas [2,3].

    Lo que distingue a Haití es la ausencia total de apoyo internacional concreto. Las pandillas haitianas no se enfrentan a ningún ejército, a ningún servicio de inteligencia poderoso ni a ninguna coalición extranjera. La PNH lidera esta batalla sola, mientras que las Naciones Unidas posponen su acción y la fuerza multinacional liderada por Kenia lucha por materializarse sobre el terreno.

    Riesgos de escalada y represalias

    Si bien el uso de drones es un avance táctico de la policía haitiana, esta estrategia no está exenta de riesgos. Las pandillas pueden intentar tomar represalias con más violencia contra las fuerzas del orden y el público. Además, a algunos expertos les preocupa que los delincuentes adquieran drones y utilicen la tecnología contra el Estado.

    Otro peligro reside en la ausencia de un plan de estabilización integral. No bastará con golpear a las pandillas: será necesario reconstruir las instituciones, restablecer la confianza entre la población y la policía y crear alternativas económicas para los jóvenes reclutados a la fuerza por estos grupos criminales.

    Una lucha necesaria para salvar a Haití

    Haití se encuentra en un punto de inflexión. No es una elección entre drones y paz: es una elección entre la inacción y el colapso total del Estado. Si la comunidad internacional se niega a intervenir de manera significativa, entonces hay que darle a la PNH los medios para luchar con los recursos disponibles.

    El uso de drones kamikaze no es una admisión de debilidad, sino una prueba de adaptación frente a un enemigo que amenaza la supervivencia misma de la nación. La guerra contra las pandillas no se ganará de la noche a la mañana, pero este enfoque ofrece una oportunidad real de cambiar el equilibrio de poder.

    Haití ya no puede darse el lujo de esperar. Ha llegado el momento de la resistencia y la reconquista.

    “Respondemos a Ansanm por nuestro Ansanm libre”

    Referencias

    [1] Última oportunidad para romper el impasse político y criminal en Haití: GI-TOC, enero de 2025.pdf

    [2] Las fuerzas estadounidenses y aliadas continúan luchando contra los terroristas del ISIS en Oriente Medio · The Floridian

    [3] Los cárteles de la droga están aumentando drásticamente el uso de drones que lanzan bombas, dice el ejército mexicano – CBS News

    [4]  https://www.haitilibre.com/en/news-44436-haiti-flash-kamikaze-explosive-drones-fear-change-camps.html

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