Damasco, RT.- Los musulmanes radicales respaldados por el Gobierno actual están perpetrando un «genocidio» en Siria, denunció el lunes la monja cristiana libanesa Agnes Mariam de la Croix (madre Agnes), en una entrevista concedida a RT.
«Lo que está sucediendo hoy en Siria es un crimen contra la humanidad. Y el primer responsable de este crimen es el Gobierno local. Porque el Gobierno local dice que está luchando contra la insurgencia, pero ¿por qué en el fondo permite y da la bienvenida a grupos islámicos radicales que están entrando en esas ciudades y masacrando a civiles inocentes en sus apartamentos, en sus casas o en la calle?», declaró la madre superiora del monasterio grecocatólico melquita de Santiago el Mutilado, en la ciudad siria de Qara, en la diócesis de Homs. «No es por una insurgencia», agregó.
Según la monja, se trata de los takfirís que están en contra de diferentes grupos religiosos de Siria, incluidos cristianos, alauitas y sunitas. «Los takfirís son musulmanes radicales que quieren matar a los impíos. Para ellos, todos los demás son impíos. Por eso matan a todo el mundo», explicó.
A continuación, Agnes observó que tales eventos están sucediendo «desde el comienzo de los acontecimientos en Siria». «Hemos presenciado lo que yo llamo una discriminación política. No hay valores de derechos humanos ni derecho internacional, solo intereses. Y lo que yo llamo la intervención internacional de los llamados amigos de Siria nos ha llevado a donde estamos. Lo he visto venir y ya está aquí. Es una pesadilla, es un verdadero crimen contra la humanidad, es un genocidio», lamentó.
«No merecéis vivir»
En este sentido, la monja habló de un campamento de refugiados donde conversó con una niña pequeña cuyo tío fue «masacrado», es decir, fue «decapitado delante de ella». «Dicen que han diezmado a familias enteras: padre, madre, hijos, todos. Y siguen en los pisos [de las víctimas]», agregó. «La forma en que los matan, por ejemplo, les dicen muchos insultos: ‘Sois cerdos, sois perros, no merecéis vivir’. Les dicen que caminen sobre sus cuatro patas como perros y que ladren como perros. Y luego los matan. Primero los golpean con sus rifles y finalmente les disparan. A otros los matarán, es decir, tomarán un cuchillo o una espada y les cortarán la cabeza, o los torturarán«, contó.
La cifra de muertos por la matanza que se produjo en respuesta a los ataques de grupos leales al derrocado presidente Bachar al Asad contra las fuerzas de seguridad de la nueva administración de Damasco en la costa mediterránea siria aumentó a 1.311, entre ellos 830 civiles, en la peor ola de violencia en años en el país, informó este domingo la ONG Observatorio Sirio de Derechos Humanos
En otra ocasión, el padre de un sacerdote ortodoxo de la ciudad de Banias iba por la calle «y uno de esos criminales le disparó», contó Agnes. «Nadie le dijo nada. El sacerdote no tuvo más remedio que llevar a su padre inmediatamente a la tumba», añadió.
«Estamos hablando de gente muy pobre que vive en sus casas, en sus granjas, en las calles. Los están matando así, sobre todo por su origen étnico o por su religión. Es un crimen, un crimen contra la humanidad. No es un crimen individual, es un crimen colectivo y el Gobierno que está en Damasco lo está encubriendo», aseveró De la Croix.
Hasta el momento, el nuevo Gobierno sirio no ha reconocido estos actos ni ha desglosado una cifra de víctimas civiles ni bajas en sus filas
Según Agnes, los grupos armados llegaron a la ciudad de Tartús para el mismo propósito de matar civiles. Al entrar juntos en la localidad, los compañeros de la monja tuvieron una conversación con los islamistas que volvían de la ciudad de Banias. «Estamos regresando de una matanza», citó Agnes a los radicales. «Y fueron recibidos en la barricada de las fuerzas gubernamentales», anotó.
No es momento de hacer discursos
Asimismo, la mujer contó que las fuerzas gubernamentales preguntaron a quienes ingresaban a la ciudad sobre su afiliación religiosa. «Ayer, mientras íbamos hacia la ciudad de Litoral, escuchamos en la barricada a las fuerzas gubernamentales que preguntaban a la gente que pasaba en los coches: ¿Son sunitas o alauitas? Esto es muy grave. Estamos en un régimen religioso radical. Pensé que ahora somos mucho peores que los talibanes*», dijo y explicó que, más tarde, los cristianos y alauitas son en muchos casos asesinados.
«¿Quién piensa en esa gente inocente? Necesitamos protección internacional. No es momento de hacer discursos. Cada día se mata a gente. […] Llamamos a todo el mundo«, instó la monja. «La gente vive en el terror», dijo.