Por Jaime Septién
Washington, Aleteia.-Todo el mundo sabe que la capital de Estados Unidos, Washington, se encuentra en el District of Columbia (D.C.). En español, el Distrito de Colombia, el lugar de Colón.
Colón no tiene buena prensa entre el pensamiento “políticamente correcto” que invade no solo la capital estadounidense, sino muchos otros sitios en los que se recuerdan personajes “oscuros” de la historia.
Por lo pronto, esta semana el ayuntamiento de D.C. aprobó una medida para abolir la celebración del Día de la Raza, que tendrá lugar el 14 de octubre (y no el 12, como en Iberoamérica).
Según los concejales ese día de fiesta, que conmemoraría el encuentro de dos culturas, el descubrimiento de América y el inicio de un nuevo continente, debe ser reemplazado por el Día de los Pueblos Indígenas.
El Consejo de D. C. aceleró la nueva disposición llamando a una sesión de emergencia en la que, de plano, le quitan a Colón cualquier tipo de protagonismo y, de paso, borran la herencia hispana que pudiera colarse en el Día de la Raza.
El villano favorito
Según el periódico web The Daily Signal, el Distrito de Columbia además de llevar el nombre de Cristóbal Colón, tiene numerosos monumentos y homenajes a su legado, incluida una gran estatua frente a Union Station, un famoso centro de trenes en el corazón de la ciudad.
Citando al historiador Jarrett Stepman, autor del libro “La guerra contra la historia: la conspiración para reescribir el pasado de Estados Unidos”, Colón ha sido visto “como un villano” por cierto pensamiento de izquierda estadounidense.
Por lo demás, D.C. no ha sido la única (aunque sí la más sonada) ciudad que ha decidido eliminar el feriado del Día de la Raza de su calendario y reemplazarlo con el “Día de los Pueblos Indígenas”: muchas otras lo han hecho ya en la Unión Americana.
Monumentos sospechosos
Además, a Colón le han tomado ojeriza algunos grupos radicales, atacando sus monumentos, pintarrajeándolos, destruyéndolos hasta donde les sea posible destruirlos (en ocasiones con la complicidad de las autoridades).
Tal es el caso de la gran estatua de Colón que se encuentra, justamente, en el Columbus Circle de Nueva York. Ha sido tan atacada que ahora necesita estar resguardada las 24 horas del día.
Pero el ataque de la estatua neoyorquina tiene un antecedente (casi se diría un permiso): la inclusión del de Colón en una lista de monumentos sospechosos de ser “ofensivos” para que los revise una Comisión calificadora, por instrucción del alcalde de la ciudad Bill di Blasio.
Una deuda pendiente
The Daily Signal señala que Far Left Watch (Observatorio de Extrema Izquierda) y otros grupos que se denominan antifascistas, planean “desfigurar y atacar las estatuas de Colón en todo el país el Día de Colón.
Es desafortunado ver lo que una vez fue una figura unida, que representaba el coraje, el optimismo e incluso los inmigrantes estadounidenses, se encuentra de repente en la mira para la destrucción”, escriben los editores de The Daily Signal.
Y concluyen diciendo algo que se pasa de largo en Estados Unidos (y en casi todo el continente americano): “Le debemos a Colón y a nosotros mismos ser más respetuosos con el hombre que hizo posible la existencia de nuestro país”.