Tal es la primera conclusión que Prensa Latina saca del diálogo para la sección Escáner con Manuel S. Espinoza, director del Centro Regional de Estudios Internacionales, en Managua, con un aval de 25 años en el seguimiento y análisis de la política de Washington para la región, y específicamente el enfoque del Departamento de Estado y su artillería pensante hacia Nicaragua.

Los temas de la agenda de Estados Unidos para América Central en el presente cuatrienio estarán enfocados en lo fundamental a las migraciones irregulares y el crimen organizado en todas sus facetas, vaticinó Espinoza.
Por medio del Triángulo del Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras) como tapón tratarán de impedir las grandes oleadas migratorias, para lo cual se habla que asignarán una financiación de cuatro mil millones de dólares en los próximos cuatro años.

PODER PARALELO A GOBIERNOS NACIONALES
El modelo sería la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (2006-2019), con facultades bajo el formato de la ley estadounidense hasta para apresar, enjuiciar y extraditar a un presidente en ejercicio.
“Ellos le llaman justicia trasnacional”, apuntó Espinoza acerca de ese tipo de tribunales paralelos.

Bajo los dictados de esa estrategia se forma un muro de contención al norte contra Nicaragua, cuyos interlocutores no solo serán los gobiernos, sino la sociedad civil y la empresa privada.
Dentro de la agenda política regional (del Departamento de Estado) Nicaragua ocupa un lugar principal, es como una diana, ilustró el investigador egresado del Instituto Estatal de Relaciones Internacionales, de Moscú.
NO RECONOCERÁN RESULTADO ELECTORAL
A menos de ocho meses de la gran cita quinquenal con las urnas, el panorama político de Nicaragua muestra al gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) con unas encuestas muy a favor y una oposición atomizada.

Como la administración demócrata se estrena en ese contexto, y Nicaragua es uno de los círculos interiores de la diana de Latinoamérica para la política exterior de Estados Unidos, aventurar qué sucederá el 7 de noviembre y jornadas posteriores fue una estación indispensable de la pláticacon Espinoza.
“Estoy claro de que no van a reconocer el resultado electoral”, anticipa el politólogo en referencia a la probable victoria de la Alianza Unida Nicaragua Triunfa, encabezada por el FSLN.

Es un asunto de política, de un realismo político vulgar, y en su agenda está escrita la palabra desestabilización, apuntó.
“Recursos (económicos) tienen, habría que ver si cuentan con los recursos humanos suficientes para lanzarse a una aventura como la del 2018, antes de las elecciones, durante todo el proceso o después de los sufragios. Crear un caos que desvirtúe la posible victoria popular sandinista”.
Espinoza tiene fresca en la memoria las palabras de Ryan Berg, experto en gobernabilidad del American Enterprise Institute (un centro de pensamiento conservador con sede en Washington D.C.), cuyos artículos sobre Nicaragua desde 2020 tienen como eje conductor los términos pareja dictatorial más “elecciones justas, libres y transparentes”.
Con la salvedad de que a la receta electoral para el país más extenso de Centroamérica ahora Berg le agrega el condimento de “vigiladas, altamente vigiladas”, ya no solo observadas.
La manoseada cuestión de los derechos humanos constituye otro eje temático en las directrices de la política exterior estadounidense hacia América Latina y el Caribe.
En Nicaragua ya comienzan a entrar en el ruedo la Organización de Estados Americanos y la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos tratando de oficializar matrices de opinión como represión, crímenes, persecución, encarcelamientos.
Estos, como medios para culpabilizar al presidente y la vicepresidenta del Gobierno, mandos de la Policía y el Ejército, de manera de intentar descabezar al poder político y militar.Entonces la escena estaría lista para que comience a actuar el coro regional de la derecha.
“De repente aparece una lista de organizaciones firmantes que apoyan una declaración de ese tipo, la fórmula ideal de oficializar la mentira”, agregó Espinoza.
“En la situación de Nicaragua la agenda de desestabilización les resulta urgida y sobre todo en un marco donde la oposición, como los propios tanques pensantes estadounidenses lo reconocen, está desunida y fragmentada”.
EL AGUA COMO FACTOR DE GEOPOLÍTICA
Desde que fue esbozado el proyecto de construir el nuevo Canal Interoceánico a través del territorio de Nicaragua, la idea no deja dormir bien a los estrategas del Departamento de Estado.
“La presencia de China y Rusia (en Latinoamérica y el Caribe) los tiene con bastante dolor de cabeza”.
Acerca de la riqueza hídrica de Nicaragua y lo que puede representar para apetitos foráneos, Espinoza alertó que el llamado líquido vital ya cotiza en bolsa, como el petróleo o el trigo.
Debido a la voracidad del mundo desarrollado, paradójicamente los recursos de agua pueden representar un peligro para Nicaragua.
Téngase en cuenta que el índice Nasdaq Veles California WaterIndex, bajo la denominación NQH2O, comenzó a cotizar el lunes 7 de diciembre de 2020 en el mercado de futuro de materias primas de la Bolsa de Nueva York.
POLITICA EXTERIOR CORPORATIVA
El análisis del politólogo nicaragüense sobre la política exterior del poderoso vecino del norte apunta el carácter corporativo de esa guía de acción, que luego ejecuta el Departamento de Estado.
“Muchas veces, y erróneamente atribuimos a los presidentes de Estados Unidos la dirección de las acciones de política exterior de “X” o “Y” administración en Washington”.
“El análisis de la política exterior estadounidense debe aportar a la izquierda latinoamericana suficientes elementos previsivos para la alerta temprana y hasta la toma de decisión a tiempo. Pues el zorro pierde el pelo pero nunca las mañas”, aconsejó Espinoza.