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    Autopsia de un ministerio fantasma y disección de una ministra conteniendo la respiración

    Por Amós CINCIR

    Puerto Príncipe, Rezo Nòdwès.- La aparición de J. E. Kathia VERDIER, ministra para los Haitianos Residentes en el Extranjero (MHAVE), en el programa «L’Heure du Peuple» (La Hora del Pueblo) de Guy Wewe Radio, frente a Yvener Foesther JOSEPH, un periodista quirúrgico, metódico y despiadadamente vivaz, no fue una simple entrevista mediática.

    Ese día, frente a Yvener Foesther JOSEPH, director de Reporteros Sin Fronteras (RSF),  Kathia VERDIER dejó de ser ministra. Se convirtió en la prueba viviente del fracaso de MHAVE.

    Hay entrevistas. Y luego están los exorcismos públicos, esos raros momentos en que el periodista va desgarrando, capa por capa, el barniz institucional, hasta exponer una cruda verdad que ninguna propaganda, ningún eslogan, ninguna sonrisa ministerial, puede disimular.

    Una ministra abrumada por su propio Ministerio

    El intercambio fue todo menos un debate. Fue un curso intensivo sobre las responsabilidades del Ministerio de Haitianos Residentes en el Extranjero (MHAVE), impartido por un periodista a una ministra que parecía estar descubriéndolas en directo. Hablaba como una pasajera, nunca como una piloto. Como si dirigiera un Ministerio cuya misión, mecanismos y límites desconocía.

    A cada pregunta estructurada sobre las principales cuestiones migratorias, la respuesta llegaba, mecánica, reveladora, fatal: «Sa pa depen de mwen» (No es mi decisión).

    Así pues, los haitianos residentes en el extranjero… no estarían bajo la jurisdicción del Ministro para los Haitianos Residentes en el Extranjero. Una estructura administrativa tan absurda que merece un lugar permanente en el museo internacional de disparates gubernamentales.

    Un Ministerio sin sin hoja de ruta, sin visión, sin espiral

    El Ministro está ocupado con viajes, poses oficiales, fotos protocolarias y inauguraciones. Pero cuando se trata de asuntos concretos, reina el silencio, la confusión y la improvisación.

    Ni siquiera el proyecto DCPJ/MHAVE sobre certificados policiales, anunciado con bombos y platillos como una «revolución administrativa», ha producido resultados. No existe una plataforma funcional.

    No hay un procedimiento claro, no hay capacitación consular, no hay coordinación y no hay resultados mensurables.

    Una obra maestra de incompetencia administrativa, ejecutada con regularidad y sin la menor vergüenza.

    Los consulados: Laboratorios de abuso

    Mientras el ministerio flota en la abstracción, la diáspora, por su parte, carga con el peso de la realidad. En República Dominicana, Surinam, Chile, Bahamas, Canadá, París, Estados Unidos y otros lugares, los consulados haitianos se han transformado en zonas de angustia, muros de humillación, desiertos de apoyo y corredores de abandono institucionalizado.

    Los haitianos en el extranjero son tratados como intrusos, molestias y entidades administrativamente indeseables. No hay asistencia durante las deportaciones. No hay abogados. No hay seguimiento. Ni presencia. Nuestras misiones diplomáticas se han convertido en un fiel reflejo del Estado haitiano. Son vacías, arrogantes, ineficaces e inútiles.

    Guy Wewe: Presencia sónica, ausencia analítica

    En el set de «L’Heure du Peuple», Guy Wewe parecía observar el desarrollo de la escena como un superviviente sorprendido de encontrarse en su propio estudio. Un presentador abrumado, sin un seguimiento estructurado, sin marco político, dejando a Yvener Foesther JOSEPH la tarea de llevar la lucha intelectual solo.

    Un duelo asimétrico entre un periodista bien preparado, un ministro indefenso y un presentador reducido a mero decorado.

    ¿Por qué dos ministerios para una sola misión?

    Aquí es donde el análisis deja de ser mediático y se vuelve político. ¿Por qué Haití mantiene un Ministerio de Relaciones Exteriores y un Ministerio para los Haitianos en el Extranjero?

    En cualquier Estado funcional, la diáspora queda bajo la jurisdicción de un departamento especializado del Ministerio de Asuntos Exteriores, gestionado por diplomáticos profesionales, con una doctrina clara de protección de los nacionales.

    Pero en Haití, los ministerios se crean para colocar amigos, recompensar a los leales y disfrazar la inexperiencia con un disfraz institucional.

    El MHAVE es una fachada. Un ministerio decorativo, diseñado para distribuir carteras, no para defender a un pueblo.

    La incompetencia ya no es un error: Es una doctrina

    “M pa konnen.”, “M pa t okouran.” y “Sa pa depen de mwen.” Esta trilogía se ha convertido en el idioma oficial del estado haitiano. El reclutamiento ya no se basa en la competencia, sino en la obediencia. Ya no se buscan mentes capaces, sino figuras moldeables.

    La ministra no inventó nada. Simplemente hizo visible lo que todos ya saben. Haití está gobernado por un archipiélago de incompetencia disfrazada de autoridad.

    Un diagnóstico nacional, no una entrevista

    Esto no fue una entrevista. Fue un diagnóstico público y sin adornos de la nación. La intervención de Kathia Verdier no se limitó a exponer sus propias deficiencias. Reveló la negligencia sistémica de la diáspora, la crisis consular global, el vacío ministerial, la decadencia administrativa, el colapso intelectual de las élites compradoras y la completa desaparición de cualquier sentido de responsabilidad pública.

    Ese día, Yvener Foesther Joseph no entrevistó a un ministro. Entrevistó al síntoma vivo de un estado de coma cerebral. Y en el set, solo una mente estaba verdaderamente despierta, lúcida y preparada: la del periodista.

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