Por Djovany Michel
Puerto Príncipe.- El secuestro del abogado Mario Dorismond es otro ejemplo contundente del fracaso total del Estado haitiano en la comuna de Carrefour.
El viernes, 19 de diciembre de 2025, entre las 10:00 y las 11:00 de la mañana, Dorismond fue secuestrado por hombres fuertemente armados que actuaban bajo las órdenes de Christ-Roi Chéry, alias Krisla, líder de una banda que opera en Tibwa, una comunidad rural agrícola ubicada al Norte de la capital haitiana, Puerto Príncipe.
Según fuentes cercanas a la víctima, el secuestro está directamente relacionado con las denuncias públicas realizadas por el abogado en un foro de WhatsApp, en las que expuso sin rodeos el alarmante deterioro de la seguridad observado en Bizoton, una sección que forma parte de la comuna de Carrefour.
Advertencias ignoradas, voces silenciadas
Unas horas antes de su desaparición, Dorismond había difundido un mensaje de voz de amplia difusión instando a los residentes de Carrefour a la vigilancia.
El abogado describía en su mensaje escenas cotidianas de bandidaje perpetradas con total impunidad: ciudadanos interceptados en la calle, mujeres amenazadas con armas automáticas y teléfonos, bolsos y dinero arrebatados a punta de pistola.
Dorismond relató, en particular, la terrible experiencia de los residentes de Bizoton 51, atacados cerca de las instalaciones de la Marina de Haití, un claro símbolo del colapso de la autoridad pública.
Peor aún, el letrado recordó el caso de un fiel cuyo vehículo fue robado frente a una iglesia en Fontamara 43, durante un servicio religioso. Ni siquiera los lugares de culto se salvan.
Una ciudad bajo control armado
Estos hechos no son aislados. Forman parte de una realidad ya bien conocida: el Estado ha perdido el control de Carrefour.
La ley ya no es la de la República, sino la de los líderes de la banda.
Múltiples fuentes confirman que, para seguir operando, iglesias, escuelas, negocios, templos vudú y tiendas deben realizar pagos regulares a la banda de Krisla. La negativa conlleva represalias inmediatas: cierres forzosos, amenazas y ataques armados.
Incluso, el supermercado Délimart, propiedad del empresario Réginald Boulos, actualmente encarcelado en Estados Unidos por presunta financiación de bandas armadas, no escaparía a esta lógica mafiosa, según varios testimonios recogidos por nuestra redacción.
Zonas de negocios turbios y complicidad local
Si bien Mario Dorismond se presentó públicamente como un firme defensor de Carrefour, informes preocupantes indican vínculos ambiguos entre él y el líder de la banda Krisla, según ciudadanos entrevistados.
Estas revelaciones plantean una pregunta inquietante pero crucial: ¿hasta dónde llega la complicidad entre ciertas figuras locales y grupos armados?
Un fracaso estatal aceptado mediante el silencio
El secuestro del abogado Dorismond no es un simple incidente menor. Es un claro símbolo de un Estado ausente, incapaz de proteger a sus ciudadanos, y mucho menos a quienes se atreven a alzar la voz.
En Carrefour denunciar la inseguridad se ha convertido en un acto de alto riesgo. Alzar la voz no es bienvenido y ahora tiene un alto precio.
Mientras reine la impunidad y las bandas dicten sus leyes con la bendición tácita de las autoridades, Carrefour seguirá siendo un territorio ocupado y toda voz libre un objetivo potencial.


