Puerto Príncipe, 24 de julio de 2025 [AlterPresse] — La Conferencia Episcopal de Haití (Ceh) de la Iglesia Católica Romana, protesta contra los actos de barbarie perpetrados por bandas armadas en el país en una nota fechada el miércoles 23 de julio de 2025, consultada por la agencia en línea AlterPresse.
La Ceh formula una constatación alarmante: Haití está en caída libre, hundiéndose cada día más en un caos generalizado, con un territorio fragmentado, entregado a la ley de las armas y al terror de las bandas armadas.
Ella lo ve como un proyecto de deshumanización, que pone de rodillas a un pueblo ya herido.
El deterioro de la situación socioeconómica y de seguridad ha empujado a aproximadamente 5,7 millones de personas, incluidos más de un millón de niños, al hambre aguda, según agencias de la ONU
Aún hay tiempo para prevenir daños irreparables. Pero cada día de silencio, vacilación o duplicidad es demasiado. Se ha derramado demasiada sangre. Demasiadas familias han sido destruidas. Demasiados jóvenes han perdido la esperanza.
Los obispos católicos de Haití advierten de la magnitud del naufragio y denuncian una degradación de la dignidad humana.
Señalan la decadencia de la sociedad, la descomposición de las instituciones y un Estado fallido, incapaz de garantizar la seguridad, la justicia o incluso el mínimo indispensable para su gente.
Deploran la dramática situación de una población en fuga, desplazada, humillada, empobrecida, herida en el cuerpo y en el alma.
La CEH condena la banalización de la vida y la transgresión de lo sagrado, signos de un colapso del orden moral y social.
Destaca que nadie está a salvo de las atrocidades cometidas por las bandas armadas.
Ningún lugar ni símbolo se salva. Se profanan lugares de culto, se violan y saquean santuarios, se vandaliza e incendia el patrimonio histórico y cultural del país sin tener en cuenta lo que representa como signo de memoria colectiva, fe compartida e identidad nacional.
Estos ataques, añaden los obispos, no sólo destruyen piedras u objetos, golpean el corazón vivo del pueblo haitiano, su conciencia moral, su capacidad de esperanza.
Por último, los obispos cuestionan la falta de movilización de las autoridades estatales para proteger lo que queda del territorio y lo que debería ser inviolable: la vida, la libertad, la cultura y la memoria.
Más de 3.000 muertos
Del 1 de enero al 30 de junio de 2025, al menos 3.141 personas fueron asesinadas en Haití a causa de la violencia vinculada a bandas armadas, según un informe conjunto de la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití (BINUH) y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) publicado el 11 de julio de 2025.
Los grupos criminales continúan ampliando su alcance con impunidad, incluso en el área metropolitana de Puerto Príncipe, donde más del 80% del territorio está ahora bajo su control.
También están activos en varios municipios del país, entre ellos Saut-d’Eau y Mirebalais (meseta central), La Chapelle, Marchand-Dessalines, L’Estère (Artibonite), Kenscoff (al este de Puerto Príncipe)
Siete personas fueron asesinadas y varias más resultaron heridas en un nuevo ataque de la banda Kokorat San Ras en la ciudad de Kapenyen (Artibonite) el 19 de julio de 2025.
El 2 de mayo de 2025, Estados Unidos designó oficialmente a dos de los grupos más poderosos, Viv Ansanm y Gran Grif, como organizaciones terroristas debido a su participación en la violencia generalizada.
Desde 2023, más de un millón de personas han sido desplazadas por la violencia.
El deterioro de la situación socioeconómica y de seguridad ha empujado a aproximadamente 5,7 millones de personas, incluidos más de un millón de niños, al hambre aguda, según agencias de la ONU.